Por Federico Morel

Desde hace algunos años, el desarrollo de técnicas sustentables en la producción de alimentos ha cobrado alto protagonismo, tanto para la industria como para las pequeñas economías familiares que trabajan la tierra, las cuales a través del conocimiento agroecológico, intentan alejar las plantas y los alimentos de los agrotóxicos, mediante el cuidado natural durante su crecimiento.

En ese sentido, resulta de suma importancia conocer las herramientas que permiten la actividad y de qué manera se puede fertilizar y estimular aquellas plantaciones que, llegado su momento, serán alimentos que se llevarán a la mesa para compartir en familia.

En este contexto, aparecen los bioinsumos. Esta palabra hace referencia a los productos elaborados a partir de organismos benéficos tales como bacterias, hongos, virus e insectos, o bien a extractos naturales obtenidos de plantas, que pueden ser utilizados en la producción agrícola para controlar plagas o promover el desarrollo de las plantas.

La característica primaria y fundamental de los bioinsumos es que no dejan residuos tóxicos en el medio ambiente y su utilización no implica riesgos para la salud de los agricultores y de los consumidores.

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Es así que este producto de origen netamente natural y de fabricación simple, llegó para cambiar la matriz de desarrollo industrial de alimentos y proponer un nuevo sistema sustentable, el cual apuesta a la profundización del sistema agroecológico de producción alimentaria.

Conclusión entrevistó al reconocido ingeniero agrónomo, Antonio Lattuca, quien explicó detalladamente la importancia de la implementación de bioinsumos en la producción de alimentos y brindó, cual manual de instrucciones, las especificaciones técnicas para realizarlo de forma casera.

«Históricamente, la humanidad para poder proteger y fertilizar se basó en otras plantas para hacer determinados preparados. Últimamente estos preparados tomaron el término de bioinsumos», expresó el ingeniero.

Latucca contó que tuvo «una experiencia hace unos años, en un viaje a España» la cual le trajo un libro lamado “Plantas que cuidan plantas”, «donde se contaba la experiencia de Francia, que un momento, para que determinadas empresas lo pudieran patentar, quisieron prohibirlos. Entonces, para que eso no ocurra, lo protocolizaron, lo estandarizaron».

Por lo que a su regreso al país, vino «con el impulso de hacerlo acá».

«Si bien veníamos haciendo los más comunes, pero tratamos de concentrarnos y logramos estandarizarlo», dijo.

Son varias las plantas que se pueden utilizar para el preparado de bioinsumos, pero en Rosario «hemos elegido las plantas más conocidas: la ortiga, la cola de caballo, la bardana y la consuelda».

Consultado por las razones de que esta información no fuera conocida antes, el ingeniero agrónomo explicó que «siempre hay interés de por medio. Por eso en Francia hicieron todo un movimiento, lo protocolizaron y hoy están aceptados, hasta por la Unión Europea».

«Nosotros logramos acá que la provincia de Santa Fe por medio del Ministerio de la Producción el año pasado, protocolizaran el uso de estos cinco preparados que son los que recomendamos porque son fácil y accesible de preparar», diferenció.

Algunas empresas han tomado estas recetas para industrializarlas. Latucca argumentó: «No estamos en contra de las empresas que hacen bioinsumos, pero nosotros trabajamos con la idea dentro de la agroecología, trabajamos con la idea de lo que llama Tecnología inclusiva o Tecnología de Procesos, con la semilla de libre polinización, para que los preparados estén al alcance de cualquier persona que lo quiera hacer, y si lo aplican y preparan en forma correcta, tiene la seguridad de que va a tener buenos resultados».

El especialista en bioinsumos aclaró que elijen estas plantas «porque son fáciles de reproducir, son plantas medicinales que son inocuas para el ser humanos. Hay que aclarar que los bioinsumos no contaminan, no afectan el ambiente ni la salud de los consumidores ni de los agricultores».

Sobre la agroecología, el ingeniero mencionó que «lo que trabaja es la prevención, se utiliza para fertilizar a las plantas y en determinados momentos, por ejemplo, cuando nosotros trasplantamos la planta sufre un estrés, cuando se poda la planta sufre un estrés, la planta en el momento de fructificación necesita adicionalmente más fertilidad, como cuando una mujer está embarazada, en esos momentos claves se aplica, o cuando hay cambios bruscos de temperatura, uno puede utilizar estos bioinsumos para mejorar la fertilidad de la planta».

En cuanto a la utilización de productos químicos en la producción de alimentos, Latucca es contundente: «Los productos químicos no se justifican. Cuando nosotros le aplicamos productos químicos, la planta no puede elegir, es como cuando a nosotros nos ponen suero, entonces la planta toma los macronutrientes, pero le faltan los micronutrientes, es decir no es una planta completa cuando nosotros después la consumimos. En cambio cuando nosotros utilizamos la fertilización de este tipo, ecológica, orgánica, la planta toma todos los micronutrientes que necesita y es una planta completa».