Por Guido Brunet

El acceso al agua potable es dispar en el país. En algunas localidades de la provincia, sobre todo del norte santafesino, se realizan perforaciones para obtener agua subterránea, por lo cual es común la presencia de distintos metales, como por ejemplo, el manganeso.

Este elemento afecta la calidad del agua cambiando el color y sabor. La mayor cantidad de manganeso encontrado fue un miligramo por litro, cuando lo permitido es 0,05 miligramos por litro. Sin embargo, se trata de niveles que no representan daños a la salud. Pero sí podría aparejar otros problemas como la corrosión de las redes de distribución, por lo cual pueden taparse cañerías. Además, puede tornar de un color oscuro los elementos que son expuestos al líquido.

Para purificar este insumo básico, científicas del Conicet de Rosario realizan una investigación para intentar eliminar el manganeso presente en el agua de consumo en diversas localidades de la provincia de Santa Fe. Es así como el equipo del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (dependiente de CONICET-UNR) logró utilizar bacterias para oxidar y remover este metal.

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Es la primera vez que se hace una búsqueda de bacterias para esta finalidad en el país. El estudio, dirigido por la investigadora Natalia Gottig fue publicado en la revista Frontiers in Microbiology. El equipo se completa por Ainelén Piazza, Lucila Ciancio Casalini, Virginia A. Pacini, Graciela Sanguinetti y Jorgelina Ottado.

En diálogo con Conclusión, la directora del proyecto, Natalia Gottig, manifestó: “El agua que viene de esas perforaciones tiene el problema que tiene concentraciones no permitidas de hierro y manganeso que afectarían al humano. Los dos metales pueden oxidarse y tornar oscura el agua y la ropa o elementos de cocina también adquieren esa coloración. En concentraciones mayores pueden hacer daño a la salud”.

“Esos metales consumen el cloro que se le pone al agua para desinfectarla, por lo que también pueden crecer microorganismos patógenos, por eso es necesario eliminarlo”, detalló.

Para eliminar metales de aguas subterráneas, el Centro de Ingeniería Sanitaria, que depende de la UNR, desarrolló un sistema de filtrado de arena. “El problema es que a veces puede pasar un año entero hasta que se pueda eliminar el manganeso, y durante ese tiempo la población queda sin un buen suministro de agua”, comentó la investigadora.

Por eso, desde el Centro de Ingeniería Sanitaria se contactaron con el IBR para buscar diferentes alternativas con las que suplementar los filtros con bacterias adecuadas que puedan oxidar el manganeso y dejarlo allí retenido.

A partir de muestras de agua o tierra que tenían manganeso, supusimos que íbamos a encontrar bacterias que lo iban a poder oxidar. Entonces en el laboratorio hicimos crecer esas bacterias presentes, y elegimos las mejores para eliminar el manganeso del agua”, explicó sobre el proceso, Gottig.

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Para evaluar la experiencia se realizó una prueba piloto con agua de la localidad de Las Garzas, que brindó resultados positivos. Los resultados obtenidos demuestran que el filtro inoculado con las bacterias aisladas por el grupo de investigación remueve el manganeso más rápidamente y de manera mucho más eficiente que el filtro sin inocular.

El equipo trabaja desde hace cuatro años en el proyecto, y a raíz de la pandemia hace cuatro meses que sus integrantes trabajan de manera remota, ya que al instituto solamente asisten grupos que se dedidan al estudio de virus. Ahora, según indica Natalia Gottig, “la idea es crecer a gran escala para que sea posible aplicarlas a filtros grandes”.

Con respecto a la posibilidad de utilizar este proceso a gran escala en distintas ciudades, Gottig mencionó que «debería hacerse un convenio entre Universidad, Conicet para poder aplicarlo pero todavía no llegamos a esa instancia. Sabemos que tenemos la herramienta, que funciona para cuando se necesite aplicarlo«.

“En ciudades como Florencia, Las Toscas, Las Garzas, existe un proyecto de acueducto para que llegue el agua potable para toda la zona. Aunque esas localidades actualmente poseen un sistema de filtro, entonces el agua que reciben es buena. Pero a veces tienen que hacer un retrolavado de los filtros, y en ese momento, cuando se satura el sistema, se libera los óxidos adheridos, tarda unos días en volver a removerse, entonces la idea es complementar con ese sistema”, cerró la científica.