Enviado especial – Télam

Representantes cristianos, musulmanes, judíos y de otros credos que participaron del VII Congreso de Líderes de las religiones mundiales y tradicionales de Kazajistán, incluido el papa Francisco, pidieron este jueves que las autoridades políticas abandonen «toda retórica agresiva» a nivel global y reclamaron que «cesen los conflictos» en el planeta.

«Hacemos un llamado a los líderes mundiales para que abandonen toda retórica agresiva y destructiva que conduce a la desestabilización del mundo, y que cesen los conflictos y el derramamiento de sangre en todos los rincones de nuestro mundo», plantearon las autoridades de más de 100 delegaciones reunidas este miércoles y jueves en la capital kazaja Nur-Sultán en una declaración leída al finalizar el encuentro.

La declaración, que será distribuida como documento oficial en la próxima asamblea de las Naciones Unidas, hace además un llamado «a los líderes religiosos y figuras políticas prominentes de diferentes partes del mundo a desarrollar incansablemente el diálogo en nombre de la amistad, la solidaridad y la convivencia pacífica».

«Abogamos por la participación activa de los líderes de las religiones mundiales y tradicionales y figuras políticas destacadas en el proceso de resolución de conflictos para lograr la estabilidad a largo plazo», agrega el documento en otro de los puntos.

El escrito de 35 puntos, firmado también por representantes budistas, hinduistas y de organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, declara «que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y todas las demás formas de violencia y guerras, sean cuales sean sus objetivos, no tienen nada que ver con la verdadera religión y deben ser rechazados en los términos más enérgicos posibles».

Por otro lado, expresaron además su «grave preocupación por el aumento mundial del número de migrantes y refugiados que necesitan asistencia humanitaria y protección».

La paz, las mujeres y los jóvenes

Francisco también pidió que las religiones del mundo trabajen juntas para promover la paz de forma urgente, dar mayores responsabilidades a las mujeres y escuchar a los jóvenes, al tiempo que advirtió por un posible «efecto dominó» de las tensiones internacionales si continúan los conflictos militares.

«El terrorismo de matriz pseudorreligiosa, el extremismo, el radicalismo, el nacionalismo alimentado de sacralidad, fomentan todavía hoy temores y preocupaciones en relación a la religión», se lamentó el pontífice al dar su último discurso en la capital kazaja, Nur-Sultán, con el que cerró una visita de tres días al país asiático.

«Por eso en estos días ha sido providencial reencontrarnos y reafirmar la esencia verdadera e irrenunciable de la misma», aseveró el Papa a los más de 100 líderes políticos y religiosos.

Tras participar de la firma de la declaración final del evento, Francisco destacó que el documento «afirma que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra, cualquier motivación u objetivo que se propongan, no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados con la más resuelta determinación; han de ser condenados, sin condiciones y sin peros».

En su intervención, Francisco convocó a los líderes religiosos a enfocarse en las preocupaciones por la paz, las mujeres y los jóvenes, dentro de un reclamo general para que «se mire el bien del ser humano más que a los objetivos estratégicos y económicos, más que a los intereses nacionales, energéticos y militares, antes de tomar decisiones importantes».

«La paz es urgente porque cualquier conflicto militar o foco de tensión y de enfrentamiento hoy, no puede más que tener un nefasto efecto dominó y compromete seriamente el sistema de relaciones internacionales», advirtió Francisco.

Para el pontífice, de todos modos, «la paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia».

En el caso de la mujer, según la convocatoria de Francisco, «cuida y da vida al mundo, es camino hacia la paz.»

«Por eso apoyamos la necesidad de proteger su dignidad, y de mejorar su estatus social como miembro de la familia y de la sociedad con los mismos derechos», aseveró, para enseguida subrayar: «¡Cuántas opciones que conllevan muerte se evitarían, si las mujeres estuvieran en el centro de las decisiones!»,

Al referirse a los jóvenes, los calificó como «los mensajeros de la paz y la unidad de hoy y del mañana».

«Ellos son los que, más que otros, invocan la paz y el respeto por la casa común de la creación. En cambio, las lógicas de dominio y de explotación, el acaparamiento de los recursos, los nacionalismos, las guerras y las zonas de influencia trazan un mundo viejo, que los jóvenes rechazan, un mundo cerrado a sus sueños y a sus esperanzas», destacó.

Tras tres días en suelo kazajo, el Papa partió durante la tarde de este jueves de regreso hacia Roma, en donde tiene previsto aterrizar a las 20.30 de la capital italiana (15.30 de Argentina).