Por Guido Brunet

La plazoleta de 27 de Febrero y Moreno fue bautizada Teniente Aviador Alfredo Vázquez, su sable luce en la Sala de las Banderas y la promoción que integraba en el Liceo Militar lleva su nombre.

Se trata de uno de los héroes de Rosario, uno de los trece de la ciudad que dieron su vida en la guerra de Malvinas. Como también gozan de ese estatus quienes lograron volver del conflicto. En el caso de Vázquez, su accionar impidió un desembarque inglés que le salvó la vida a muchos de los argentinos que se encontraban en la ensenada.

Nacido en barrio Cura el 8 de noviembre de 1957, Vázquez era hincha de Central, nadador federado de Newell’s, con pasado también en Provincial. Asistió a las escuelas Padre Cantilo, República del Líbano y Superior de Comercio. Creían que iba a ser contador, pero se volcó por la aviación. Con respecto a su situación personal, se encontraba en pareja y se iba a casar al volver de la guerra.

Su hermana Mónica, lo recuerda como “un chico extraordinario, muy buen hermano, nos llevábamos 16 meses, eramos como mellizos”. Lo describe “humilde, austero, sencillo y sociable”.

En su adolescencia comenzó a coleccionar fotos y artículos de diarios sobre aviación. Y cuando podía iba a visitar a un conocido que construía aviones de madera. Por eso, para materializar ese anhelo de volar se alistó en la Escuela de Aviación Militar Argentina. Es así como al finalizar el secundario viajó para estudiar su vocación a Córdoba, egresó como alférez en 1979. Y comenzó a dar sus primeros pasos en el aire en la base aérea de Mendoza. En abril de 1981 lo trasladaron a Villa Reynolds, en San Luis, donde cumplió varias misiones. Más tarde fue enviado a Río Gallegos a comienzos de 1982; luego estalló el conflicto bélico.

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El 8 de marzo de 1982 llegó a Rosario por última vez para pasar tiempo con su familia. En esos días aprovecharon para visitar parientes en San José de la Esquina. «Después lo fuimos a despedir en la Terminal de Ómnibus y no lo vimos nunca más porque de ahí fue trasladado a Río Gallegos”, recuerda Mónica Vázquez en diálogo con Conclusión.

“El 12 de mayo vio caer a sus tres compañeros en una misión. Quedó muy shockeado. Sus jefes le dijeron que esa había sido su última expedición, que la guerra para él había terminado, pero les dijo ‘me voy a reponer y voy a seguir incursionando’. Eso se llama amor a la patria”, destaca Mónica, y rememora que antes de su muerte también «incursionó el 28 de mayo».

 

“Él murió haciendo lo que le gustaba, yo eso lo sé. Murió feliz”, asegura su hermana, quien cada cinco años viaja a la 5º Brigada Aérea de Villa Reynolds, San Luis, donde hacen actos en homenaje a los nueve aviadores muertos en Malvinas.

Vázquez falleció en el ataque aéreo de Bahía Agradable en la isla Soledad, mientras piloteaba su Douglas A-4B Skyhaw. Fue derribado por un misil Sidewinder.

Todo comenzó cuando los buques británicos Sir Tristram y Sir Galahad intentaron desembarcar en Bahía Agradable. Las tropas argentinas solicitaron apoyo de fuego aéreo. Ahí fue cuando los aviones nacionales atacaron con la misión de hundir el lanchón de desembarco HMS Fearless. Lograron tumbar la lancha, pero dos Sea Harrier británicos se encontraban esperando a los aviones y derribaron tres de los cuatro.

Alfredo Jorge Vázquez, José Arrarás y Danilo Bolzán perdieron la vida en esa acción. Pero los buques británicos no pudieron desembarcar.

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Uno de los rosarinos que más conoce el caso es Alberto Nassivera, quien de tanto en tanto brinda charlas sobre el tema, además de plasmar los avatares de la guerra en sus pinturas. “Ese día los británicos lo consideran el día más negro de su flota, el que más cerca estuvo de una victoria aeronaval argentina», enfatiza el investigador.

La descripción de la misión es la siguiente:

“Aquel 8 de junio la fuerza aérea resuelve enviar otra oleada al lugar, en la que estaba Alfredo. Se mandaron seis aviones, dos tuveron que regresar, continuaron cuatro. Cuando llegan al lugar, reciben disparos de la infantería que había logrado desembarcar. Descubren que había un lanchón de desembarco que estaban llevando material a tierra. Deciden atacarlo. Se ponen uno detrás de otro y van hacia el objetivo. Cuando se avalanzaban sobre la lancha, uno de los pilotos que había quedado rezagado porque tenía problemas en la comunicación con el resto de los aviones, Héctor Sánchez, cuenta que a su derecha había dos Sea Harrier perfectamente alineados que lanzan misiles hacia sus compañeros. Trata de advertir por la radio del ataque, pero ésta no funcionaba. Por el orden de los ataques, el primero de los misiles hace impacto en Vázquez. No tuvo alternativa. Nadie vio venir los misiles. Después lanzan un segundo misil a Arrarás. La tercera víctima fue el líder de la escuadrilla que alcanzó a soltar las bombas. A la salida de la misión lo derriban. Y el último fue Bolzán”.

 

“Pienso que para esas personas la muerte nunca estuvo lejos de lo que iban a encarar, sabían que con la tecnología que tenían los ingleses estaba latente la posibilidad de que los derribaran. Era un chico, y a pesar de eso fue a la muerte como si fuese el sentido de su vida”, remarca Nassivera.

El hombre, además, relata que “antes de subir a la misión le dijo a un compañero, ‘espero que todo esto no sea al pedo’”. “Después de 38 años  -Nassivera le dice-, Alfredo, no fue al pedo”.

“La posguerra fue tremenda. Nosotros no tuvimos velatorio, no lo pudimos enterrar, nada”, lamenta la hermana. Y reflexiona: “La desmalvinización fue muy grande. Él fue como un prócer, fue un héroe que dio su vida por la patria, como los otros 658. ¿Quién da la vida por la patria?”.

“Y ni hablar de los chicos que volvieron, cuántos no están bien, cuántos se suicidaron. A veces pienso, hermano querido, para qué hiciste eso, no sé si valió la pena. Siento mucho orgullo pero también mucho dolor”, expresa Mónica.

 

Homenajes

El rosarino fue ascendido post mortem a teniente, condecorado con la Medalla al Valor en Combate e incluido por el Gobierno en el listado de los «héroes nacionales» de Malvinas.

El 15 de septiembre de 2017 se le realizó un homenaje en el Monumento a los Caídos en Malvinas, llevado adelante por la Fuerza Aérea Argentina, que contó con la participación de la intendente de ese momento Mónica Fein, oficiales de la Escuela de Aviación Militar y familiares del aviador.

En la jornada se hizo entrega y donación en custodia a la ciudad de Rosario del sable perteneciente a Alfredo Jorge Vázquez, hoy exhibido en la Sala de las Banderas.

En 2015 se le dio su nombre a la plazoleta de la esquina 27 de Febrero y Moreno -a causa de la pandemia este 8 de junio no se podrá realizar el homenaje como todos los años-. Y en el cementerio de Darwin hay una cruz con su nombre.