Los sacerdotes de la Pastoral de las Villas de Emergencia de la región metropolitana de Buenos Aires y la organización Generación Francisco expresaron ayer su repudio por lo que consideran una campaña “fenomenal e inusual” contra el papa Francisco. Los motivos por “sus gestos y sus ideas” y aseguraron que este ataque comenzó en forma solapada, pero “ahora se ejecuta de modo sistemático y desembozadamente”.

Los curas villeros, religiosos y laicos afirmaron que la campaña contra el Papa es «por su prédica a favor de los excluidos y descartados en el mundo y la opción preferencial por los pobres, además de su condena permanente a la destrucción insensata del planeta, la economía que mata, la desocupación generada por la especulación y la concentración de las riquezas, entre otros males».

La declaración fue leída al término de una misa por el Día del Pontífice, que se celebró en la capilla Nuestra Señora de Luján, de la Villa 21 del barrio porteño de Barracas. En el documento, que lleva la firma de los sacerdotes José María «Pepe» Di Paola, Lorenzo De Vedia, Carlos Olivero, el religioso franciscano Domingo Rehim y otros curas villeros, además de los referentes políticos y sociales del colectivo Generación Francisco.

Expresaron su adhesión a la declaración el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el obispo Fernando Maletti (Merlo-Moreno), el sheij Moshen Alí, la religiosa Adela Helguera, el padre Juan Carlos Scannone SJ, docentes y directivos de la Universidad Católica Argentina (UCA) y representantes de otros credos y movimientos sociales.

El comunicado

Repudiamos la campaña contra el papa Francisco

Nuestro mundo padece un brutal proceso de concentración de las riquezas, sin ningún tipo de normas que lo regule. Porciones cada vez más importantes de la población mundial se ven excluidas, al punto de ser consideradas como “descartables” y cada vez se hace más insostenible la vida sobre la tierra. Frente a esto la dirigencia política, social, cultural, no atina a poner los límites para que este holocausto continúe.

En ese marco desolador sólo una voz se levanta contra tanta insensatez y locura: la del papa Francisco, quien con su prédica y fundamentalmente con sus actos, claramente se opone a la destrucción total de la vida en el planeta, en especial la de los seres humanos de cualquier raza, nacionalidad o religión. Eso lo ha convertido en un verdadero apóstol de la paz, enemigo de los traficantes y defensor de la vida. En este marco Francisco proclama que “esta economía mata”.

Hoy –como él mismo manifiesta– hay prédicas que resultan “incomodas” y deben ser silenciadas. En ese sentido afirma “¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia”. (EG 203).

Esto ha generado una fenomenal e inusual campaña contra su persona, sus gestos y sus ideas, comenzando en forma solapada, pero ahora ejecutada de modo sistemático y desembozadamente.

Pero sus exhortaciones continúan y, enraizándose con la prédica de los padres de la Iglesia, manifiesta que “la solidaridad debe vivirse como la decisión de devolverle al pobre lo que le corresponde”. (EG 189), mientras afirma la preocupación sobre el cuidado de la casa común, los peligros del deterioro del medio ambiente y la cultura del descarte.

En ese sentido para Francisco la “opción preferencial por los pobres” resulta una prioridad pastoral, por eso recuerda las palabras de Benedicto XVI cuando afirma que “los pobres son los destinatarios privilegiados del evangelio”.

Su idea del Pueblo se sustenta en la más antigua tradición judeo cristina y en los pensamientos contemporáneos de teólogos como Rafael Tello, Lucio Gera y Juan Carlos Scannone.

En definitiva, Francisco es un hombre de Dios y comprende claramente que la Providencia no sólo no oculta, sino que tampoco disimula la verdad y esto es lo que molesta. Molesta no sólo la solidaridad, la justicia, la ética, la coherencia, molesta esencialmente la verdad y ella es lo que Francisco proclama.

Frente a esto ¡qué triste es observar hoy a quienes han degradado la tarea de los medios de prensa o la función de la política!, convirtiéndose en arietes para intentar derrumbar las murallas de la verdad.

El mundo observa absorto cómo, mientras los pueblos del orbe y la inmensa mayoría de los pensadores sociales y religiosos manifiestan su adhesión al accionar del Papa, en Argentina, algunos políticos y grupos mediáticos, inclusive aquellos que se identifican como si fueran católicos, se han convertido en un coro que repite las consignas contra el papa Francisco.

Por esta causa, quienes formamos el colectivo Generación Francisco, junto a otros cristianos, laicos, religiosos, sacerdotes y otras personas creyentes y no creyentes de todo el país, nos convocamos para manifestar nuestra fuerte adhesión al accionar del Papa.

Mientras se nos quiere hacer creer que es normal que avance la pobreza y la exclusión y que se naturalice la corrupción, Francisco proclama la verdad y nosotros, como cristianos y hombres de buena voluntad, nos comprometemos a acompañarlo en esta lucha.