La explosión que tuvo lugar el 19 de octubre pasado en el yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, tras la fuga de gas durante la perforación de un pozo, provocó un alto derrame de petróleo y encendió alarmas por el daño ambiental correspondiente.

Aunque desde YPF aseguran que el accidente ya está controlado y que se removió el 60 por ciento del petróleo derramado en los campos, el riesgo que representa el esparcimiento de hidrocarburo puso en alerta a los sectores ambientalistas.

La explosión se produjo por una fuga de gas y el posterior derrame de combustible, en el momento en que se excavaba sobre 2.900 metros. Aparentemente, una mala maniobra desató el «descontrol» porque «la presión de superficie le ganó a la de trabajo».

El subsecretario neuquino de Ambiente, Juan de Dios Lucchelli, aseguró que se encuentran trabajando junto a YPF para solucionar el problema pero que «va a ser un trabajo muy exhaustivo para que se repare al ciento por ciento».

Foto: Gentileza Miguel D’Angelo