El papa Francisco afirmó que «la Argentina tiene que llegar al término del mandato» de Cristina Fernández de Kirchner «en paz» y advirtió que «una ruptura del sistema democrático sería un error», al tiempo que deslizó la posibilidad de venir al país en 2016, pero no precisó la fecha.

«La Argentina tiene que llegar al término del mandato en paz. Una ruptura del sistema democrático, de la Constitución, en este momento sería un error. Todos tienen que colaborar en eso y elegir luego las nuevas autoridades. Para no interferir con eso, no recibo más a políticos en audiencia privada», aseveró en una entrevista que le concedió al diario La Nación, en Roma.

El pontífice dijo que pretende viajar a la Argentina en 2016, aunque no, como se había señalado, para el Congreso Eucarístico de Tucumán, que se realizará en julio de ese año, debido a que tiene previsto participar en esa época de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Polonia.

«Sí, sí. Quizás en 2016», dijo Francisco consultado sobre la posibilidad de venir a su país natal y al que no regresó desde que fue elegido Papa, el 13 de marzo de 2013.

Jorge Bergoglio —su nombre antes de ser consagrado Papa—también se refirió al aprovechamiento político de su figura y señaló que no recibirá más a los políticos argentinos en audiencias privadas, debido al proceso electoral.

«En vista a las próximas elecciones, a los políticos no los recibo. Si viene algún político, que vaya donde está el corralito de la audiencia general de los miércoles. Me contaron, no sé si es verdad, que uno que recibí ahí retocó la foto, como que lo hubiera recibido en un lugar cerrado para hacer creer que fue privado», planteó el Papa, sin mencionar a quien aludía.

También Francisco dijo que «hay gente muy buena que viene, gente sencilla y siempre están los que tratan de sacar tajada«. «Muchas veces yo sentí, sí, que a veces algunos turistas vienen a Roma, miran las obras de arte y en vez de mirarlas, las fotografían para ver la foto en la casa… Como que no les interesaba yo, sino la foto. Y de eso me di cuenta», comentó.

Consultado sobre las críticas que había lanzado inicialmente la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, tras lo cual fue recibida junto a su nieto recuperado, Guido, Francisco dijo que «si estaban equivocados, o medio equivocados, o pensaban otra cosa y ahora ven otra, bendito sea Dios».

Por otra parte, se refirió al crecimiento de la cantidad de católicos que abandonan la iglesia y al respecto señaló que «hay gente muy herida que está esperando» que vayan «a curarle las heridas, heridas por mil motivos».

«La Iglesia tiene que ser un hospital de campaña y salir a curar heridas, como el buen samaritano. Hay gente herida por desatención, por abandono de la Iglesia misma, gente que está sufriendo horrores», afirmó.

Luego señaló que durante el sínodo de obispos «nadie habló de matrimonio homosexual» y recordó que no se tocó ningún punto de la
doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio, más allá de las discusiones sobre los divorciados vueltos a casar. «El sínodo fue un proceso. Y así como la opinión de un padre sinodal era de un padre sinodal, también un primer borrador era un primer borrador, donde se recogía todo. Nadie habló de matrimonio homosexual en el sínodo, no se nos ocurrió», indicó.

Asimismo aclaró: «Lo que sí hablamos es sobre una familia que tiene un hijo o una hija homosexual, cómo lo educa, cómo lo lleva, cómo se ayuda a esa familia a llevar adelante esta situación un poco inédita. O sea que en el sínodo se habló de la familia y de las personas homosexuales en relación con sus familias».

El Papa manifestó también que esta «es una realidad que todo el tiempo» se encuentra «en los confesionales: un padre y una madre que tiene un hijo o hija así». «A mí me tocó varias veces en Buenos Aires y hay que ver cómo ayudar a ese padre o a esa madre para que acompañen a ese hijo o
hija. Eso es lo que se tocó en el sínodo. Por eso alguno habló de elementos positivos en el primer borrador, pero era un borrador relativo», aseveró.

Francisco dijo que «en el caso de los divorciados y vueltos a casar» la Iglesia se plantea qué hacer con ellos, «qué puerta se les puede abrir» y que «fue una inquietud pastoral» determinar si se les va a dar la comunión y que eso por sí solo «no es una solución».

«Si (los sacerdotes) les van a dar la comunión (a los divorciados y vueltos a casar), eso sólo no es la solución: la solución es la integración. No están excomulgados, es verdad. Pero no pueden ser padrinos de bautismo, no pueden leer la lectura en la misa, no pueden dar la comunión, no pueden enseñar catequesis, no pueden como siete cosas, tengo la lista ahí. ¡Pará! ¡Si yo cuento esto parecerían excomulgados de facto!», dijo.