Brasil tuvo en mayo una inflación de 0,13%, la más baja del año y la menor para un mes de mayo desde 2006, informaron el viernes fuentes oficiales, en momentos en que se acentúan las presiones para que el Banco Central recorte su tasa a fin de alentar el crecimiento económico.

El índice (IPCA) es inferior al 0,20% esperado en promedio por los 29 analistas consultados por el diario económico Valor.

En abril, el IPCA había subido 0,57%.

El principal factor de descompresión se debe a la caída de los precios de los alimentos (-0,56%), con mejoras de rendimientos de cosechas y un clima favorable, señaló la consultora Infinity Assets.

En comparación con mayo de 2018, el aumento de precios fue de 0,40% y en lo que va del año llega a 2,22% respecto al mismo periodo del año pasado.

La desaceleración de mayo permitió rebajar a 4,66% la inflación acumulada en 12 meses (en abril acumulaba 4,95%), acercándola al centro de la meta fijada por el Banco Central (BCB), de 4,25% con un margen de tolerancia de 1,5 puntos porcentuales.

El mercado prevé para este año una inflación de 4,03%, según la última encuesta semanal Focus realizada por el BCB con más de un centenar de analistas e inversores.

El control inflacionario puede acentuar la presión para que el BCB recorte su tasa, que pese a hallarse desde marzo de 2018 en su mínimo histórico de 6,5% se reveló insuficiente para alentar la inversión y el consumo.

El PIB de Brasil sufrió una contracción de 0,2% en el primer trimestre de este año, en su primera caída desde fines de 2016.

Si el número negativo se repite en el segundo trimestre, la mayor economía latinoamericana volvería a caer en recesión (definida técnicamente por una contracción del PIB durante dos trimestres consecutivos).

El país salió en 2017 de una grave recesión de dos años, pero con un despegue flojo, de apenas 1,1% tanto en 2017 como en 2018.

Las expectativas para 2019 vienen refluyendo, principalmente por las dificultades del gobierno de Jair Bolsonaro de avanzar rápidamente con la reforma de las jubilaciones, considerada por los inversores como el primer paso para reducir el déficit público.

Las expectativas tras la llegada al poder de Bolsonaro en enero, de un crecimiento de 2,5% este año, ya fueron rebajadas a 1,6% por el gobierno y a 1,13% por los mercados.

Pero el BCB rechazó hasta ahora esas presiones, recordando que su principal objetivo es controlar la inflación y que el estancamiento de las reformas puede agravar la crisis fiscal.