Las movilizaciones contra la reforma jubilatoria en Francia no cesan y siguen sumando episodios de gran tensión en medio del estallido social. El pasado jueves, cientos de manifestantes tomaron la Bolsa de Valores de París y volvieron a exigir que el presidente Emmanuel Macron dé marcha atrás con la impopular medida que implementó por decreto.

«Nos dicen que no hay dinero para para financiar pensiones, pero sacan recursos de los bolsillos de los trabajadores y no de las cuentas de los multimillonarios», cuestionó el sindicalista ferroviario de Sud-Rail, Fabien Villedieu, en el medio de las protestas.

Los trabajadores ingresaron al edificio con bengalas en mano, antorchas y flameando banderas, con el objetivo de reiterar el pedido de remoción de la reforma jubilatoria decretada por Macron.

«Estamos aquí, estamos aquí, incluso si Macron no quiere, estamos aquí», cantaban los manifestantes que tomaron la bolsa de valores de París.

Sus primeros contactos con los franceses tras decretar la impopular reforma estuvieron signados por el repudio ciudadano. Predominaron abucheos y gritos; nulos fueron los aplausos cosechados por el mandatario.

Este jueves, al arribar a la pequeña localidad de Ganges, donde fue recibido por autoridades locales para luego visitar un centro educativo, Macron aseguró que es normal que «el enfado se exprese» y que él no esperaba otra cosa, pero eso no le «impedirá» continuar viajando por Francia.

De acuerdo a los medios locales, cientos de manifestantes se concentraron en el centro de esa localidad e incluso le lanzaron huevos al presidente francés.

Francia afronta un importante conflicto social desde enero por la reforma impulsada por el presidente Emmanuel Macron para retrasar la edad jubilatoria de 62 a 64 años y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años para cobrar una jubilación completa.

Macron aprobó la reforma por decreto el mes pasado para evitar una posible derrota del proyecto de ley en la Asamblea Nacional del Parlamento francés.