El cambio climático acarrea consecuencias graves que se traducen en los llamados desastres naturales. Antes se preveía que un aluvión, que es un flujo de barro donde el agua arrastra el material suelto sobre una ladera, se diera cada 10 o 15 años, pero hoy el cambio climático hace que sucedan con mayor frecuencia.

Rescatistas, militares y bomberos continúan buscando a víctimas fatales del aluvión que se desencadenó el 31 de enero. El Municipio de Quito ha habilitado espacios para atender a los damnificados. Y desde el inicio del desastre se emitió una recomendación para que los ciudadanos del sector se mantengan en los pisos altos de sus casas.

El epicentro fue el barrio La Gasca ubicado al centro norte de Quito y hasta el momento trascendió la cifra de 25 fallecidos, 53 heridos y seis desaparecidos. Especialistas marcan una cancha de vóley como la “zona cero” del aluvión. Allí se encontraba un numeroso grupo de personas, entre deportistas y público, que lamentablemente fue sorprendido por decenas de miles de metros cúbicos de lodo que descendieron con violencia de las faldas del volcán Pichincha, donde se levanta la capital.

Según las personas que se encuentran en el lugar buscando familiares desaparecidos la corriente de lodo arrastro autos, postes y árboles. “El espacio deportivo quedó devastado al ser lo primero que encontró a su paso la potente correntada que se precipitó por una de las quebradas más pronunciadas de la ciudad, con una inclinación de 40%”, destacó el alcalde de Quito Santiago Guarderas.

En torno ala causante de esta tragedia, el Municipio indicó que durante la tarde del 31 de enero, Quito registró un récord de lluvia (que se prolongó por 17 horas) que sobrepasó los 75 litros por metro cuadrado, el más alto desde el 2003. De acuerdo con el cabildo, la intensidad de la lluvia produjo un embalse en la quebrada El Tejado provocando el deslizamiento de rocas y lodo.

Vecinos del lugar intentan restablecer sus viviendas, pero las afectaciones en algunos sectores han sido graves, alcanzando carreteras, áreas agrícolas como así también centros de salud y de educación.

La época de lluvias, que viene golpeando sostenidamente a distintas provincias ecuatorianas desde octubre, dejó hasta el momento más de 40 muertos, 73 heridos, 361 damnificados y 3.176 afectados, de acuerdo con el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos.