[Ceuta, España] Por lo menos 600 personas de origen árabe, saharaui y negros subsaharianos han cruzado la frontera que divide el enclave español de Ceuta del resto del continente africano. Más de 120 personas se encuentran lastimadas con heridas cortantes producto de los alambrados de púa que se localizan en la denominada “valla”, al tiempo que una docena de guardias civiles han recibido heridas propinadas por gas espray utilizado por los migrantes.

Entre los refugiados, se presentan casos de quebraduras de fémur y clavícula. La Cruz Roja española está atendiendo a la gente que se encuentra actualmente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde han sido higienizados y se les han otorgado un bulto pequeño con toalla, ropas y alimentos. Refugiados que aguardan la regularización de su situación de asilo, han declarado a Conclusión, que las personas recién llegadas dormirán en carpas (tiendas de campaña), que están siendo montadas en el campo de recreaciones del centro.

“No hay lugar para todos”, dice en off un refugiado argelino que no quiso salir en cámara, ya que según ha dicho “la guardia civil está al tanto de todo lo que sale en televisión”.

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Los migrantes escapan del terrorismo, el hambre, la persecución sexual y las inclemencias del cambio climático. No tienen nada que perder porque ya lo han perdido todo. En la frontera de España con Marruecos, se vive un juego macabro entre la Guardia Civil y la Cruz Roja. Por un lado, las fuerzas del orden han intentado repeler a las personas que se trepaban por el alambrado, mientras que la Cruz Roja los esperaba del otro lado para asistirlos y llevarlos al hospital universitario de la ciudad.

El Mar Mediterráneo es una de las fronteras físicas y políticas donde la globalización está en jaque. La falla natural actúa como un límite riguroso entre el desarrollo y la pobreza extrema. Bañarse las playas ceutíes puede convertirse rápidamente en una escena de horror, donde se mezcla un apático placer con restos de ropa expulsados por el mar, que no discrimina entre hombres, mujeres y niños por igual.

Según los datos del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, las migraciones han crecido desde el año 2000 hasta 2015, tan solo en un 0,05% de la población mundial, muy por debajo de la sensación de “invasión” que sienten algunos partidos de la ultraderecha europea.

Dos tercios de los migrantes internacionales tienen como destino a países desarrollados, siendo los primeros cinco destinos: Estados Unidos, Alemania, Rusia, Arabia Saudita y Reino Unido respectivamente. Perdidos entre los números, se encuentran los migrantes más vulnerables, los migrantes forzados que buscan refugio cruzando el Mediterráneo.

Según el informe de la Organización Internacional para las Migraciones de Naciones Unidas, desde el año 2000, se han producido 46.000 muertes de inmigrantes de las cuales 16.000 se produjeron en el Mar Mediterráneo. Entre los decesos, hay un niño por cada cuatro adultos. Estos datos convierten a la frontera internacional de Ceuta, en la más peligrosa del mundo.

*Nabih Yussef es licenciado en Relaciones Internacionales y Director del Consejo de Estudios Interdisciplinarios Económicos y Políticos www.CEIEP.org.

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