La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, viajó hoy a Estados Unidos para participar de un encuentro en la ONU en el que denunciará «las intenciones golpistas» que hay en su país, en una arriesgada jugada que la obliga a dejar el Ejecutivo en manos del vicepresidente Michel Temer, a quien consideró como un conspirador, y que hoy sufrió un escrache en su residencia particular de San Pablo.

«Voy a luchar en cada trinchera que pueda para derrotar a este golpe, iré donde sea necesario», afirmó la Jefa de Estado poco antes de embarcar hacia Nueva York, donde participará mañana de una cumbre de las Naciones Unidas.

Está previsto que Rousseff retome en Estados Unidos su discurso sobre el «golpe de estado institucional» en el que según su opinión está envuelto Temer y que se estructura en el proceso de juicio político que se le sigue por fraude fiscal.

«Lo que está en juego no es mi mandato, lo que está en juego es el proceso democrático», reforzó la presidenta durante una entrevista previa concedida a un grupo de blogueros en su oficina del Palacio del Planalto, citó la agencia Ansa.

Rousseff trató de evitar ver en la presidencia a Temer, a quien considera uno de los «jefes de la conspiración» contra ella, por lo que canceló varios viajes internacionales en los últimos meses, incluyendo su asistencia a la Cumbre Nuclear que se celebró en Washington a comienzos de abril.

También declinó la invitación del Comité Olímpico Internacional (COI) para acudir a Grecia a la ceremonia del encendido de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, que tuvo lugar hoy.

Pero ayer cambió de estrategia y anunció a última hora su viaje a Nueva York, con el que pretende denunciar en la ONU que es víctima de un intento de golpe de Estado que, según ella, está dirigido por Temer.

Rousseff partió hacia Estados Unidos desde Brasilia y tiene previsto permanecer en Nueva York hasta el sábado, tiempo en el que Temer la sustituye en la jefatura del Estado.

El viaje de Rousseff coincide con la firma del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, en cuyas negociaciones Brasil participó activamente, pero la ocasión le servirá para exponer su visión de la crisis en que se encuentra el país y también su propia situación, seriamente amenazada por un juicio parlamentario.

Fuentes cercanas a la presidencia dijeron que una de las intenciones de Rousseff es aprovechar el escenario de la ONU y la presencia de decenas de jefes de Estado y de Gobierno para denunciar las «intenciones golpistas» que percibe por detrás del proceso que pudiera abreviar su mandato, citó la agencia Efe.

En tanto, Temer fue blanco hoy de un escrache por parte de movimientos juveniles que lo acusan de «golpista», durante una protesta en la puerta de su casa.

El acto coincidió con el feriado nacional del 21 de abril, en el que en Brasil se recuerda la ejecución por parte del imperio portugués del dirigente político Tiradentes, quien encabezó una rebelión anticolonialista en el estado de Minas Gerais y fue traicionado por uno de sus seguidores.

Unas 60 personas del movimiento «Levantamiento Popular de la Juventud» extendió una bandera con la frase «Temer Golpista» frente a la residencia del vice, en la calle Bennet, en el barrio de Alto de Pinheiros, zona oeste de la ciudad de San Pablo.

En el piso, los manifestantes también escribieron la frase «Cuartel General del Golpe» y distribuyeron ejemplares de la Constitución para denunciar al vicepresidente, que en su residencia y en su oficina, también en San Pablo, mantuvo contactos con políticos y economistas para formar un gabinete en caso de que el Senado apruebe el juicio político de la mandataria.