Muerte, desolación, sorpresa, llanto, incertidumbre, impotencia y dudas. Todo eso dejó el atentado al semanario satírico Charlie Hebdo de París. Doce personas murieron y una veintena resultaron heridas, cuatro de ellas de gravedad, cuando tres personas encapuchadas y fuertemente armadas atacaron hoy la sede del semanario, hecho que el presidente de Francia, el socialista Francois Hollande, calificó como «un verdadero atentado terrorista» al llegar a la sede de Charlie Hebdo poco después del ataque, y agregó: «Es un acto de barbarie contra este periódico. Los periodistas y policías que fueron asesinados cobardemente».

Hollande, quien esta noche hablará por televisión, aseguró que «varios atentados habían sido desactivados en las ultimas semanas».

Poco después del atentado, decenas de campañas de apoyo al histórico semanario fueron lanzadas en las redes sociales, llamando desde a abonarse a la publicación o a manifestar su solidaridad en la plaza parisina de la República y en una docena de ciudades del interior de Francia esta tarde.

A las 11.30, tres personas encapuchadas, vestida de negro y fuertemente armadas ingresaron a la sede del semanario satírico Charlie Hebdo disparando con armas automáticas.

Los atacantes, que según testigos se retiraron gritando «Alá es grande» y «vengamos al profeta», lograron escapar en un automóvil negro que los esperaba a pocos metros. Antes, fusilaron a un policía en plena calle.

El ataque –el más mortífero en Francia desde 1978– dejó 12 muertos (dos policías) y una veintena de heridos, cuatro de ellos de gravedad, según informó el ministerio del Interior francés, que minutos después elevó al plan antiterrorista Vigipirate a su nivel máximo: «alerta atentado».

Entre las víctimas figuran el director de la publicación satírica, Charb y dibujantes históricos del semanario, como Cabú, Wolinski y Tignous.

En las inmediaciones a la sede del semanario, cercanas a la plaza de La Bastilla y rodeados por un fuerte operativo de seguridad, la agencia de noticias Telam pudo contactar la conmoción que reina en el barrio.
«Pudimos ver desde la ventana cómo los atacantes actuaron a sangre fría durante cinco minutos e incluso, al salir ejecutaron a un policía en el suelo«, confió Nicolás, testigo del hecho desde su ventana del cuarto piso sobre el bulevar Rchard Lenoir.

Varios videos del atentado contra la oficina del semanario Charlie Hebdo circularon en las últimas horas, uno de ellos en el que se ve cómo los atacantes fusilan a un policía.

En otro, filmado desde una terraza, se escuchan claramente los disparos y el grito de «Allahu akbar» (Alá es el más grande).

Según la radio pública francesa France Info, en su huida hacia el norte de la capital francesa los atacantes atropellaron a un peatón y asesinaron a otro policía antes de robar un vehículo para continuar su fuga hacia los suburbios del norte parisino.

Mientras la policía francesa continua con la búsqueda de los atacantes prófugos, por la tarde, el primer ministro Manuel Valls reunió a todo su gabinete para realizar una reunión de crisis.

«Todos los medios del Estado están movilizados para atrapar a esos tres asesinos», aseguró el ministro del interior Bernard Cazeneuve.

La sede de Charlie Hebdo se encuentra en otro barrio parisino, poseía vigilancia policial especial luego de haber haber sido incendiada hace cinco años y recibir amenazas de grupos islamistas por haber publicado caricaturas del profeta Mahoma.

La intervención militar francesa en Irak contra la agrupación Estado Islámico (EI) le valió a Francia reiteradas amenazas de EI, grupo que llamó a matar franceses en cualquier rincón del mundo.

A fines de septiembre, el alpinista Hervé Gourdel fue decapitado en Argelia por un grupo ligado a EI. Hace dos semanas se registraron tres casos, que el gobierno endilgó a «desequilibrados mentales» y no a un ataque terrorista, donde al grito de Alá es grande, tres individuos atropellaron e hirieron con sus autos a decenas de personas en Nantes y Dijon.

El atentado a la sede del semanario rápidamente fue condenado por los principales dirigentes políticos mundiales. Entre las numerosas reacciones políticas en Francia, sobresalió la del ex presidente conservador Nicolas Sarkozy, quien consideró en la radio RTL que «es un ataque salvaje contra nuestra República, debemos defendernos sin debilidades”.