En una disputa que evoca la cerrada competencia de la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia se trenzaron en una discusión sobre quién es el responsable de la muerte en Siria de Abu Mohammed al-Adnani, vocero de Estado Islámico (EI) y hombre fuerte del grupo en el país árabe.

Al día siguiente de que Washington se atribuyera el bombardeo contra Al-Adnani durante una operación en la provincia de Aleppo, Moscú anunció que fue su aviación la que lo mató. El Pentágono reaccionó con una negativa.

La divergencia manifiesta la pugna de Estados Unidos y Rusia por vender los logros de sus campañas militares en Siria y por afianzar sus esferas de influencia. El país árabe, en su sexto año de sangrienta guerra civil, registra conflictos simultáneos con la participación de las principales potencias mundiales y regionales.

La Casa Blanca interviene en Siria desde septiembre de 2014: lo hace sin el permiso del régimen de Bashar al-Assad, cuya salida sigue pidiendo, y con la misión de atacar posiciones de EI, no del régimen. Un año después, Moscú inició su campaña, que tomó desprevenido a Washington y que siguió a una solicitud de Damasco: apoya militarmente al régimen y dice actuar también contra grupos jihadistas, algo que Occidente pone en duda.

Estados Unidos, Rusia y EI coinciden en afirmar que el ataque contra Al-Adnani fue el martes en los alrededores de Alepo, la principal ciudad del norte de Siria y objeto de choques entre el régimen de Al-Assad y la amalgama de grupos opositores. Pero las versiones de Washington y Moscú difieren en las localidades del bombardeo, separadas por unos 30 kilómetros.

El Pentágono anunció que había efectuado un bombardeo de precisión contra el dirigente jihadista en Al-Bab, cerca de Aleppo, y dijo que no podía confirmar su muerte, algo que suele tardar semanas en hacer. En tanto, el ministerio de Defensa ruso informó anteayer en su página de Facebook que habían eliminado a Al-Adnani en un ataque con un avión de combate Su-34 cerca de Um Hosh. Moscú afirmó que allí murieron unos 40 islamistas, entre ellos Al-Adnani.

Tras el anuncio ruso, Washington insistió en que el ataque lo había perpetrado su aviación tras semanas de preparación y que todavía no podía confirmar la muerte del vocero, considerado la mano derecha del líder de EI, Abu Bakr al-Baghdadi, y conocido por sus llamamientos a cometer atentados en Europa y Estados Unidos.

«No tenemos información que apoye su afirmación de que ellos perpetraron el ataque», dijo el vocero del Pentágono, Peter Cook. «Fuimos nosotros quienes atacamos.»

Cook no quiso entrar en detalles, pero esgrimió que el reclamo ruso era incoherente con su estrategia militar en Siria. «Desde el principio, Rusia pasó la mayor parte del tiempo apoyando al régimen de Al-Assad y no dedicó mucho o ningún esfuerzo a atacar al liderazgo de EI. Al mismo tiempo, no vimos a la campaña militar rusa usar armas de precisión de manera regular. Si eso cambió, sería bueno», señaló.

Para evitar malentendidos en Siria, Estados Unidos y Rusia tienen un canal de comunicación militar, que se desconoce si fue usado en la operación contra Al-Adnani. Ambos países llevan semanas de contactos diplomáticos para tratar de aumentar su cooperación y lograr un alto el fuego.