El gobierno de Estados Unidos retiró formalmente a partir de este viernes a Cuba de la lista del Departamento de Estado sobre países de que promueven el terrorismo, informó la cancillería estadounidense en una nota oficial.

«El plazo de 45 días de notificación al Congreso ha expirado, y el Secretario de Estado tomó la decisión final de rescindir la designación de Cuba como Estado Promotor del Terrorismo, que se torna efectiva hoy, 29 de mayo», expresó el vocero del Departamento de Estado, Jeff Rathke, en su nota.

De acuerdo con la cancillería, Estados Unidos mantiene «significativas preocupaciones y divergencias» con Cuba en diversos asuntos, pero que están «fuera de los criterios relevantes a la rescisión» de su designación para la polémica lista.

La salida de Cuba del listado -en que hacía compañía a Irán, Siria y Sudán- «refleja nuestra convicción de que Cuba reúne los criterios» para ser excluida.

Cuba, apuntó la nota, «no ha proporcionado ningún soporte al terrorismo internacional en los últimos seis meses» y además «ha proporcionado garantías de que no apoyara actos de terrorismo en el futuro».

La medida requerirá aún la publicación de la medida en el diario oficial estadounidense, el Federal Register, pero la cancillería en Washington dejó claro que la remoción de Cuba de ese listado se torna efectiva de inmediato.

Cuba había sido incluida esa lista en 1982, bajo el argumento de que servía de santuario a militares de la organización vasta ETA y ofrecía soporte a la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

De conformidad con la Constitución de los Estados Unidos, el Presidente de los Estados Unidos establece la política exterior del país. El Secretario de Estado, que es nombrado por el Presidente con la asesoría y anuencia del Senado, es el principal asesor presidencial de asuntos exteriores, y aplica la política exterior del Presidente a través del Departamento de Estado y del Servicio Diplomático y Consular de los Estados Unidos.

El Departamento de Estado fue establecido por el Congreso en 1789, para sustituir al Departamento de Asuntos Exteriores (Department of Foreign Affairs), y es la entidad de más alto nivel dentro del gabinete. Las funciones del Secretario de Estado relativas a la política exterior no han cambiado considerablemente desde entonces, pero se han vuelto más complejas al multiplicarse los compromisos internacionales de los Estados Unidos.

El Secretario de Estado también tiene las responsabilidades nacionales que le encomendó el Congreso de los EE.UU. en 1789, entre las que se encuentran la custodia del Gran Sello de los Estados Unidos, la preparación de ciertas proclamaciones presidenciales, la publicación de tratados y leyes internacionales, y las actas oficiales de las relaciones exteriores de los Estados Unidos, y la custodia de los originales de ciertos tratados y acuerdos internacionales. El Secretario de Estado también es el cauce de comunicación entre el Gobierno Federal y los Estados con relación a la extradición de prófugos de la ley a países extranjeros, o de dichos países hacia los Estados Unidos.