El Gobierno talibán anunció este martes el cierre de los salones de belleza en Afganistán, en una nueva medida para apartar a las mujeres de la vida pública.

Desde su regreso al poder en agosto de 2021 tras 20 años de ocupación extranjera liderada por Estados Unidos, los talibanes excluyeron a las mujeres de la mayoría de los centros de educación secundaria, de las universidades y de la administración pública.

Tampoco pueden trabajar para la ONU y las organizaciones internacionales, acceder a parques, jardines, gimnasios o baños públicos o viajar sin ir acompañadas de un familiar hombre y deben cubrirse integralmente al salir de casa.

La nueva medida, evocada hace días en redes sociales, fue confirmada por Mohammad Sadeq Akif Muhajir, el vocero del Ministerio de Prevención del Vicio y Promoción de la Virtud, informó la agencia de noticias AFP.

«Una vez que hayan sido cerrados, daremos los motivos a los medios», declaró.

Asimismo, explicó que a los negocios se les otorgó el plazo de un mes para su cierre.

Según una copia del decreto consultada por la agencia francesa, la decisión «se basa en una instrucción verbal del líder supremo» talibán, Haibatullah Akhundzada.

Los salones de belleza proliferaron en Kabul y las grandes ciudades afganas durante los 20 años de ocupación de las fuerzas estadounidenses y la OTAN.

Estos locales eran considerados como un espacio seguro para que las mujeres pudieran reunirse sin presencia de hombres y permitió a muchas afganas fundar su propio negocio.

En un informe presentado la semana pasada al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Richard Bennett, el relator especial para Afganistán, dijo que la situación de las mujeres en ese país «era una de las peores del mundo».

«La discriminación grave, sistemática e institucionalizada de las mujeres y chicas está en el corazón de la ideología y del poder de los talibanes», dijo.

Por su parte, Akhundzada afirmó recientemente que las mujeres del país fueron salvadas de «la opresión» gracias a los talibanes y que haría todo para garantizarles «una vida cómoda y próspera» conforme a la ley islámica.

La semana pasada, en el inicio de la celebración del Eid al Adha, la mayor festividad de los musulmanes, Akhundzada dijo que las mujeres ahora viven «con más comodidad», pero siempre dentro de su estricta interpretación de la ley islámica, que impera en Afganistán.

El líder talibán indicó además que tomaron medidas concretas para salvar a las mujeres de «opresiones tradicionales», como por ejemplo el matrimonio forzado.

«Se adoptaron las medidas necesarias para mejorar el bienestar de las mujeres, como mitad de la sociedad que son, para que vivan una vida más próspera y cómoda de acuerdo con la ley islámica», manifestó.

Sin embargo, el líder talibán, no hizo mención alguna a una posible decisión para levantar el veto educativo que pesa ahora mismo sobre las niñas y mujeres afganas para asistir a la escuela secundaria y a la universidad.

Tampoco dijo nada de las numerosas restricciones laborales impuestas a las mujeres desde su vuelta al poder.

Asimismo, señaló que el país mejoró a todos los niveles, especialmente en el ámbito económico, donde se salvó del «colapso».

Una evaluación reciente del Banco Mundial constató avances como la contención de la inflación, pero la ONU entiende que la situación por la falta de ayuda humanitaria sigue siendo dramática, y que 28,3 millones de afganos necesitan ayuda urgente para sobrevivir.