El oficialismo ganó cómodamente las elecciones regionales de Venezuela, alzándose con la estratégica alcaldía de la capital Caracas y 18 de las 23 gobernaciones -y con posibilidades de dos más-, lo que constituye el 85% de los territorios, en un proceso observado por la Unión Europea (UE) y en el que la oposición volvió a participar después de años de boicot y llamados a la abstención.

Pedro Calzadilla, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), informó esta noche que el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ganó 205 alcaldías de las 335 en disputa.

«Para los cargos de alcaldesas y alcaldes, tenemos que, de los 335 en disputa, ya hay 322 adjudicables. De ellos, 205 serán para (la coalición oficialista del) Gran Polo Patriótico, 59 a la (opositora) Mesa de la Unidad Democrática, 37 (a la también antichavista) Alianza Democrática y 21 a otros partidos y alianzas», dijo Calzadilla al ofrecer el segundo boletín de los comicios.

El funcionario agregó que con el 99,2% de las actas escrutadas, de las 23 gobernaciones, 21 ya son adjudicables.

«A la alianza Gran Polo Patriótico, le serán adjudicada un total de 18 cargos de gobernador y gobernadores, a la Mesa de la Unidad Democrática 2 y a otras alanzas 1 cargo», precisó

Aún falta por definir los ganadores en Apure y Barinas. Además, informó que la participación electoral se ubicó en 42,26%, es decir, 8.942.151 sufragios de 21 millones que estaban llamados a acudir a las urnas, consignaron medios locales y agencias de noticias internacionales.

Medido y sin tono eufórico, el presidente Nicolás Maduro expresó que «el chavismo ha cosechado una buena victoria», apeló al «diálogo» y destacó la necesidad de «continuar aprendiendo del pueblo y rectificando errores para buscar soluciones».

«Las fuerzas revolucionarias hemos ganado 21 estados, incluyendo la capital del país. Buen triunfo, buena victoria, buena cosecha producto del trabajo, un trabajo perseverante», celebró Maduro en su cuenta de Twitter.

Más tarde, Estados Unidos afirmó que las elecciones «no reflejan la voluntad del pueblo venezolano».

«Las detenciones arbitrarias y el acoso de actores políticos y de la sociedad civil, la criminalización de las actividades de los partidos de oposición, la prohibición de candidatos en todo el espectro político, la manipulación de las listas de votantes, la censura persistente de los medios de comunicación y otras tácticas autoritarias sofocaron prácticamente el pluralismo político y garantizaron que las elecciones no reflejasen la voluntad del pueblo venezolano», sostuvo del Secretario de Estado, Antony Blinken en un comunicado.

El Partido Socialista de Venezuela (PSUV) confirmó los pronósticos que le auguraban una tan amplia como previsible victoria.

Se impuso en la crucial capital de este país de 30 millones de habitantes y las gobernaciones de Amazonas, Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Carabobo, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Lara, La Guaira, Mérida, Miranda, Monagas, Portuguesa, Sucre, Táchira, Trujillo y Yaracuy.

Debilitada y fragmentada en la vuelta de sus principales partidos políticos a las urnas, la oposición solo pudo ganar en tres estados, pero como premio consuelo obtuvo el de Zulia, el más poblado del país.

Sufrió, en contraste, una dura derrota en una región clave que controlaba: Táchira, fronteriza con Colombia.

Los mayores partidos opositores se marginaron de las presidenciales de 2018, en las que resultó reelecto Maduro, y las legislativas de 2020, en las que el oficialismo recuperó el control del Parlamento, denunciando ambos comicios como «fraudulentos».

La votación trajo el regreso de observadores internacionales, como la UE, que no trabajaba en una elección en Venezuela desde hace 15 años y formó parte con una misión de 130 delegados.

El organismo presentará un informe preliminar de su observación mañana.

El regreso de la UE es, según expertos, una de las concesiones de Maduro en su cruzada por el levantamiento de sanciones, que incluyen un embargo petrolero de Estados Unidos que causó graves trastornos en la economía.

También hubo presencia de expertos de Naciones Unidas y el Centro Carter, fundado en 1982 por el exmandatario estadounidense Jimmy Carter y su esposa Rosalynn con el objetivo de lograr adelantos para la paz y la salud en todo el mundo.

Las autoridades venezolanas, en eventos electorales anteriores, optaron por «misiones de acompañamiento» de países y organizaciones cercanas al chavismo.

La puja regional se presentaba como un nuevo punto de partida tanto para Maduro, que busca el levantamiento de sanciones internacionales, como para la oposición, que retornó a la vía electoral con la mirada puesta en una elección presidencial «transparente» en 2024, aunque el próximo año tiene la opción de un referendo para revocar el mandato del gobernante.

«Los resultados del CNE traen pocas sorpresas. El mapa queda fundamentalmente rojo (color del gobernante PSUV), como se esperaba», escribió en Twitter el analista Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis.

El analista sostuvo que «este resultado es lamentable para la oposición, pues se definió fundamentalmente debido a la abstención y la división», en referencia a las dificultades de los rivales de Maduro para acordar candidaturas unificadas.

Esa fragmentación facilitó el triunfo oficialista en zonas tradicionalmente opositoras como Táchira.

El líder opositor Juan Guaidó, autoproclamado presidente pero sin ningún poder, no votó y arremetió contra Maduro al acusarlo de «maquillar una supuesta apertura» y finalmente «no lograr siquiera tener una mayoría».

En un discurso pronunciado después de que el órgano electoral otorgara la amplia mayoría al chavismo, Guaidó opinó que «Venezuela amanece en dictadura, con un régimen señalado por crímenes de lesa humanidad y un 94% de pobreza»