El papa Francisco pidió hoy a la Curia romana un compromiso con una diplomacia vaticana «al servicio de la humanidad y del hombre», al tiempo que defendió el diálogo de Roma con el Islam y otras religiones.

En el tradicional discurso de Navidad a los representantes de la Curia, cardenales y funcionarios del Vaticano, el pontífice destacó el «papel fundamental» de la diplomacia de la Santa Sede en busca de ser «constructora de puentes, de paz y de diálogo entre las naciones».

«Y siendo una diplomacia al servicio de la humanidad y del hombre, de mano tendida y de puerta abierta, se compromete a escuchar, a comprender, a ayudar, a plantear y a intervenir rápida y respetuosamente en cualquier situación para acortar distancias y para entablar confianza», pidió Jorge Bergoglio.

En ese marco, aseveró que «el único interés de la diplomacia vaticana es estar libre de cualquier interés mundano o material».

«La Santa Sede está presente en la escena mundial para colaborar con todas las personas y las naciones de buena voluntad y para repetir constantemente la importancia de proteger nuestra casa común frente a cualquier egoísmo destructivo; para afirmar que las guerras traen sólo muerte y destrucción», señaló.

Luego de los éxitos del Vaticano en el proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y en el proceso de pacificación en Colombia, este año el propio pontífice reconoció que no tuvo éxito el intento de facilitación del diálogo en Venezuela, donde la Santa Sede envió un delegado para tratar de acercar al gobierno de Nicolás Maduro y a la oposición.

Además, el obispo de Roma ratificó la importancia de sus diplomáticos para «sacar del pasado las lecciones necesarias que nos ayudan a vivir mejor el presente, a construir sólidamente el futuro y salvaguardarlo para las nuevas generaciones».

En ese marco, expresó que sus viajes fuera de Roma y sus encuentros con mandatarios de todo el mundo «tienen el mismo sentido y objetivo».

En su discurso en la sala Clementina del Palacio Apostólico, Bergoglio defendió además la relación entre «la Curia y el Judaísmo, el Islam y las otras religiones», al fin de un año en el que mantuvo encuentros con representantes de la comunidad judía en el Vaticano y también visitó países de mayoría musulmana como Egipto y Bangladesh y de predominio budista como Myanmar.