El presidente nicaragüense Daniel Ortega revocó la reforma del sistema de pensiones que detonó una ola de violentas protestas, saqueos y choques con la policía que dejaron al menos 25 muertos.

El Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), que ha sido aliado de Ortega en sus once años en el poder, mantuvo la convocatoria a una marcha contra el gobierno para este lunes, mientras los estudiantes que iniciaron las protestas insisten en que no cesarán su movimiento.

Igualmente, el clima de distensión que intentó crear Ortega con el retiro de la reforma a las pensiones se disipó con una violenta arremetida policial la noche del domingo en la sede de la Universidad Politécnica, donde estaban atrincherados los manifestantes opuestos al gobierno.

Ortega buscó el domingo aplacar la furia de las calles revocando los aumentos en las contribuciones obreras y patronales al fondo de pensiones que administra el Instituto Nicaragüense del Seguro Social (INSS).

Esos incrementos fueron la chispa que encendió las protestas iniciadas el pasado miércoles por un grupo de estudiantes, que rápidamente se extendió a otros sectores de la sociedad.

Las manifestaciones iniciadas por los estudiantes recibieron apoyo de pobladores de barrios que salieron a sonar cacerolas, obreros y jubilados disconformes con la corrupción que ven en el gobierno y el deterioro en sus condiciones de vida.

Los hechos violentos han cobrado al menos 27 vidas, incluyendo las de un periodista muerto de un tiro fulminante, un adolescente y un policía, según organizaciones humanitarias, aunque el Gobierno ha informado de 10 fallecidos y lo hizo el viernes pasado. También hay más 100 heridos y se desconoce el número de detenidos.

La reforma impuesta el miércoles por Ortega por decreto reduce las pensiones un 5% y aumenta las contribuciones de empresas y trabajadores para rescatar al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). El Gobierno pretende recaudar así 250 millones de dólares.