El extremismo violento online será el eje de una reunión que mañana mantendrán directivos de empresas tecnológicas y funcionarios estadounidenses, luego de que el presidente Donald Trump atribuyera a internet y a «videojuegos horripilantes» responsabilidad en la reciente masacre de El Paso.

La reunión, de la que no se espera que participe Trump, «incluirá a altos funcionarios de la administración junto con representantes de una variedad de compañías», informó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Judd Deere.

Del encuentro se espera que participen directivos de empresas de videojuegos, un sector al que Trump acusó sin pruebas y reviviendo una teoría desacreditada de ser responsable de la masacre en la que el sábado fueron asesinadas al menos 22 personas en la ciudad texana de El Paso.

«Hoy es demasiado fácil para los jóvenes con problemas rodearse de una cultura que celebra la violencia», manifestó Trump el lunes pasado, tras cuestionar «los videojuegos horripilantes y espeluznantes que ahora son comunes».

La afirmación del mandatario fue rechazada por empresas y especialistas que aseguran que no existe evidencia científica de que los videojuegos causen hechos de violencia en la vida real.

«No hay estudios longitudinales que muestren un vínculo entre la violencia y los videojuegos», aseguró Benjamin Burroughs, profesor de medios emergentes en la Universidad de Nevada, en un comunicado difundido por la Asociación de Software de Entretenimiento, el mayor grupo comercial de videojuegos.

«Ciertamente, no existe un vínculo con la violencia armada», continuó Burroughs, quien explicó que algunos estudios muestran un aumento a corto plazo en los pensamientos y sentimientos agresivos después de jugar videojuegos, pero nada que eleve al nivel de violencia.

En su discurso tras la matanza Trump propuso además trabajar con las empresas de redes sociales para «detectar tiradores masivos antes de que ataquen», un argumento que especialistas consideraron un recurso para sacar la vista de lo que consideran el verdadero problema: la facilidad de acceso a las armas en la primera potencia.