El Gobierno de Estados Unidos advirtió este miércoles que está analizando imponer sanciones contra las autoridades de Bielorrusia responsables de reprimir las protestas que piden nuevas elecciones, mientras el canciller de ese país de Europa oriental celebró en Moscú que se evitó «una revolución» en Minsk.

«Prevenimos un intento de una revolución de color en nuestro país», sentenció el canciller bielorruso, Vladimir Makei, durante su encuentro con su par ruso, Sergei Lavrov, en Moscú, según la cadena Euronews, en referencia a las revueltas populares prooccidentales de Ucrania, Georgia y Kirguistán, todas exrepúblicas soviéticas como Bielorrusia.

Las elecciones del 9 de agosto desataron una crisis política inédita en el país luego que el presidente Alexandr Lukashenko fue reelecto otra vez con más del 80% de los votos, un resultado que la principal candidata opositora, Svetlana Tijanovskaya, hoy en el exilio, rechazó al igual que cientos de miles de personas que desde entonces salen a las calles de Minsk, la capital, para reclamar nuevos comicios y hasta la renuncia del mandatario.

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Hasta este miércoles, la escalada de las protestas y la represión gubernamental ya provocó dos muertes, cientos de heridos y miles de detenidos, muchos de ellos ya liberados por la presión popular.

Mientras más crece la tensión en el país, más se afianza la alianza entre Lukashenko, en el poder hace 26 años, y su par ruso, Vladimir Putin.

Tras prometer enviar policías «si la situación sale de control», el Kremlin anunció que Lukashenko viajará a Moscú en las próximas dos semanas para un encuentro bilateral entre los presidentes.

Este miércoles, el canciller bielorruso realizó una visita previa para organizar ese encuentro presidencial.

En paralelo, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, alertó que su Gobierno está analizando imponer sanciones a las autoridades bielorrusas por la represión de las últimas semanas, como ya hizo la Unión Europa.

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Pompeo reiteró en una conferencia de prensa que sigue «de cerca la situación en Bielorrusia», pidió el «cese inmediato de la violencia» contra los manifestantes y la «liberación de todos los que han sido injustamente detenidos», según la agencia de noticias DPA.

Además, afirmó que está «revisando juntos (con sus socios europeos) importantes sanciones específicas contra cualquier persona involucrada en abusos de derechos humanos y opresión».

Esta semana, en un contundente gesto por parte de países europeos que fueron parte del bloque soviético durante la Guerra Fría, los Gobiernos Estonia, Lituania y Letonia declararon a 30 dirigentes bielorrusos como personas non gratas, entre ellos al propio presidente Lukashenko, al que consideran el principal responsable de la crisis actual, y les prohibieron la entrada en sus territorios.

Alemania, además, convocó al embajador de Bielorrusia en Berlín para que dé explicaciones por la represión delas protestas y las denuncias de torturas a los detenidos.