La calificadora europea Scope Ratings redujo la perspectiva crediticia de Francia de “estable” a “negativa”, debido a las dudas por la capacidad del Gobierno de Emmanuel Macron de impulsar el crecimiento y reducir el nivel de deuda, que alcanza el 111,6% de su Producto Bruto Interno (PBI).

La decisión prosigue a la de Fitch Ratings que recortó la calificación de AA a AA- a principios de este mes, por similares motivos, subrayando los riesgos de que un impasse político –tras las protestas por las reformas de las jubilaciones- retrase otras reformas económicas que estos sectores consideran necesarias para la sostenibilidad de la deuda.

Pese a que Scope no es una de las principales agencias calificadoras al nivel de Fitch o Standard&Poors, la misma se encuentra acreditada ante las autoridades europeas.

Uno de los problemas de las arcas francesas es el nivel de déficit, con un 2022 que cerró en 4,7% del PBI, el cual eventualmente tendrá que volver a ser igual o menor al 3% cuando vuelvan a regir las reglas de disciplina financiera de la Unión Europea, suspendidas desde la pandemia.

Scope prevé que entre este año y 2028 el déficit promediará el 4,1%, comparado con el 3,1% del periodo 2015-2019, mientras que la deuda crecería a 114% del PBI en 2027, contra el objetivo gubernamental de reducirla a 108,3% dado que, si bien el déficit primario se reducirá, aumentará la carga de intereses y el crecimiento económico será moderado, promediando el 1,4% anual.

Si bien Francia no es el país europeo con mayor proporción de deuda –la de Grecia e Italia alcanzan el 178,2% y 147,3% del PBI, respectivamente- las calificadoras hicieron eje en la inhabilidad de Macron para tejer acuerdos y realizar reformas, al igual que el impacto de la suba de tasas de interés en la deuda.

Además, Fitch consideró, a la hora de reducir la calificación, que el nivel de deuda era “demasiado elevado” respecto al promedio de los países con notas AA.

Tras la decisión de Fitch y Scope, ahora se aguarda la de S&P en una semana, y no se descarta un recorte de la nota.

El gobierno francés delineo un plan a largo plazo para reducir el déficit y la deuda, reduciendo gradualmente los subsidios para contener los precios de la energía y el impacto de la inflación, y controlando el incremento del gasto.

Sin embargo, el Consejo Superior de Finanzas Públicas francés –un órgano de supervisión fiscal independiente- consideró que los planes dependen de proyecciones de crecimiento “que parecen ser demasiado optimistas” y en pronósticos de inflación, por el contrario, subestimados.

Scope, en un comunicado difundido por la agencia de noticias Bloomberg, no descartó recortar la calificación de deuda en los próximos 18 meses si continúa aumentando la proporción de deuda pública, o si se observa un deterioro significante en las perspectivas de crecimiento, aunque por ahora la mantuvo sin cambios por “su perfil favorable de deuda, excelente acceso al mercado de capitales, y su resiliente sector bancario”.

La coyuntura política también siembra dudas, ya que la agencia indicó que la falta de mayoría para Macron en el parlamento y el malestar social dificulta las posibilidades de que las reformas sigan adelante hasta el final de su mandato en 2027.

Según la calificadora, las presiones en el gasto público persistirán pues considera que será complicado revertir las medidas contracíclicas implementadas durante la pandemia y la crisis energética, lo cual se suma a los egresos por seguridad social y servicios públicos, los cuales están, en su mayoría, indexados por inflación.