El Grupo Internacional de Contacto para Venezuela acordó, en su primera reunión en Montevideo y pese al disenso de Bolivia y México, trabajar para «establecer garantías necesarias para un proceso electoral creíble» y para «permitir la entrada de ayuda humanitaria».

Tras un encuentro a puertas cerradas de varias horas, el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa -coanfitrión junto a Federica Mogherini, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE)-, adelantó que el grupo compuesto por países latinoamericanos y europeos se volverá a reunir a principios de marzo para analizar los avances.

En tanto, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que está dispuesto a dialogar con enviados del Grupo de Contacto impulsado por algunos países latinoamericanos y la Unión Europea (UE) pese al «extremismo con que ven a Venezuela».

«Estoy listo y dispuesto a recibir a cualquier enviado del grupo de contacto», aseguró Maduro en una conferencia de prensa en el palacio presidencial de Miraflores sobre el grupo.

En conferencia de prensa, según el diario El País, Mogherini reconoció que las discusiones fueron «difíciles» pero «muy constructivas y francas» y celebró que hayan concluido con «un resultado concreto».

«Necesitamos canalizar la ayuda humanitaria de una manera segura, para que no sea politizada y llegue a las personas más necesitadas. La UE está preparada para abrir una oficina de ayuda humanitaria en Caracas en los próximos días», adelantó la diplomática europea, mientras los primeros envíos de ayuda internacionales llegaban a Colombia y el presidente encargado por el Parlamento, Juan Guaidó, se reunía en Caracas con embajadores europeos para discutir cómo se distribuirá.

Ni Bolivia ni México firmaron la declaración final del Grupo de Contacto, que acordó «apoyar una resolución pacífica, política , democrática y propiamente venezolana de la crisis excluyendo el uso de la fuerza a través de elecciones presidenciales libres, transparentes y creíbles, de acuerdo a la Constitución venezolana, añadió el diario.

Ante la creciente confusión por la superposición de iniciativas surgidas en Uruguay en las últimas horas, Mogherini destacó que el Grupo de Contacto no es lo mismo que el llamado Mecanismo de Montevideo que presentaron ayer en esa ciudad los gobiernos de Uruguay y México. «Son dos grupos diferentes, como composiciones y objetivos diferentes, aunque no son incompatibles», aseguró la dirigente europea.

El Grupo de Contacto está compuesto por Francia, Alemania, Italia, Holanda, Portugal, Suecia, Reino Unido, Bolivia, Costa Rica, Ecuador y México.

Bolivia es el único de estos países que apoyó abiertamente al presidente venezolano Nicolás Maduro, mientras que Italia, México y Uruguay tomaron una posición neutral y llamaron al diálogo.

El resto de los países reconocieron al titular de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el presidente interino legítimo de Venezuela y reclamaron elecciones de inmediato.

Por el contrario, del Mecanismo de Montevideo que integran Uruguay, México, Bolivia y los 15 países de la Comunidad de países del Caribe, y su propuesta está basada en cuatro fases: Diálogo Inmediato, Negociación, Compromisos e Implementación.

«Es un proceso que se desarrollará en cuatro fases, durante un período razonable, y previamente acordado por las partes. Primero diálogo inmediato. Esto es la generación de condiciones para el contacto directo entre los actores involucrados en un ambiente de seguridad”, explicó ayer Nin Novoa junto a su par mexicano, Marcelo Ebrard.

Mientras el presidente Maduro apoyó el Mecanismo de Montevideo en un tuit, Guaidó volvió a rechazar cualquier tipo de diálogo que no incluya la salida inmediata del líder chavista. «Nuestra decisión es no participar en esa iniciativa» porque «las fuerzas democráticas venezolanas ya hemos participado en esfuerzos de diálogo, negociación y acuerdo en varias oportunidades con el régimen de Nicolás Maduro. Lo hemos hecho dentro y fuera de Venezuela, de manera privada, y también públicamente. Solos y con acompañamiento internacional», explicó Nin Novoa hoy en una entrevista con El País.

Para el canciller uruguayo, «negarse a un diálogo elimina cualquier posibilidad de resolución pacífica» dado que «si no hay diálogo no hay negociación porque la negociación sale de un diálogo».