El ex banquero Henrique Meirelles ocupó puestos clave del área económica con gobiernos tanto de izquierda como de derecha en Brasil. Ahora promete estabilidad, sensatez y… más recortes, si en octubre resulta electo presidente.

Un programa que acaso explique sus dificultades para despegar del 1% de intenciones de voto que le atribuyen las encuestas.

«La mayoría de los candidatos propone soluciones mágicas para la economía. ¡No hay soluciones mágicas! Digo eso con la experiencia de quien ayudó dos veces a sacar a Brasil de la unidad de cuidados intensivos», escribió Meirelles, de 72 años, en su cuenta Twitter.

El ex presidente mundial del BankBoston calmó los temores de los mercados al frente del Banco Central de Brasil (BCB) bajo la presidencia del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva (2003- 2010).

Y como ministro de Hacienda de Michel Temer aplicó a partir de 2016 un programa de recortes drásticos de gastos, para sacar a la mayor economía latinoamericana de dos años de recesión.

En abril renunció al cargo y adhirió al partido de Temer, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centro-derecha), para lanzarse al ruedo electoral.
Pero su mensaje hasta ahora no ha calado, en un país donde la recuperación económica es tímida y el reflujo del desempleo más lento aún, con 13 millones de personas en busca de trabajo.

Meirelles, candidato oficialista de un gobierno impopular, cuenta entre sus rivales al exgobernador de Sao Paulo Geraldo Alckmin, del PSDB, con 6% de intenciones de voto, que disputa su mismo espacio político.

«Meirelles tiene apoyo [de los mercados], pero no es un gestor público. Alckmin ya tiene un historial y tiene más posibilidades», resumió Alex Agostini, economista jefe de la consultora Austin Rating.

Meirelles tampoco goza de un respaldo unánime en el seno del MDB.

«Nunca me encontré con Meirelles en los pasillos del partido, no sé donde estaba en los momentos más dramáticos de nuestra democracia, entonces no podemos aceptar esta importación, no somos un centro de inseminación in vitro», dijo el senador Renan Calheiros, uno de los caciques históricos de esa fuerza.

¿Candidatura «inviable»?

Para colmo de males, la eficacia de sus medidas fue cuestionada con la ralentización de la economía en los últimos meses, bajo los efectos de tensiones internacionales y de una huelga de camioneros que en mayo paralizó al país. Las previsiones oficiales de crecimiento en 2018 cayeron de casi 3% a inicios de año a 1,5%.

El analista Silvio Campos Neto, de la consultora Tendencias, señala que esas dificultades son difícilmente achacables a Meirelles, pero que no mejoran en nada una apuesta electoral que ya era «inviable no solo por el contexto económico, sino también político».

Para tratar de vencer las resistencias, Meirelles corteja a iglesias evangélicas y trata de recuperar alguna porción de los electores de Lula, actualmente encarcelado por corrupción.

En julio, colgó en las redes sociales un video de 2009 en el que Lula le prodigaba elogios. «Le debo a este compañero la estabilidad económica y el respeto del que Brasil goza hoy en el mundo», afirmaba el fundador del Partido de los Trabajadores (PT).

Ingeniero civil y administrador, Meirelles, casado con la psiquiatra Eva Missine en 2000, trabajó casi tres décadas en BankBoston y de 1996 a 1999 fue el presidente mundial de esa institución.

Fue electo diputado federal por su natal Goiás (centro-oeste) en 2002, pero un año después dejó el cargo, cuando Lula lo colocó al frente del BCB.