Israel bombardeó este sábado y domingo la Franja de Gaza y sus tropas combatían a milicianos de Hamas cerca del mayor hospital del territorio palestino, donde están atrapados miles de médicos, pacientes y desplazados, sin electricidad y casi sin provisiones.

En un discurso televisado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volvió a rechazar crecientes llamados de la comunidad internacional a un alto el fuego a menos que incluya la liberación de los casi 240 rehenes tomados por el movimiento islamista palestino en sus ataques el mes pasado.

Netanyahu dijo que Israel llevará «toda la fuerza» a la batalla con Hamas, volvió a prometer poner fin a 16 años de gobierno del grupo islamista en la Franja de Gaza y lo acusó de ser el responsable del mortífero impacto de la ofensiva israelí en la población civil del enclave costero, donde viven 2,4 millones de personas.

Israel está bajo creciente presión internacional, incluso de su mayor aliado, Estados Unidos, por su ofensiva, que entra en su sexta semana y que ha desatado marchas de repudio en todo el mundo.

En la Franja de Gaza, residentes informaron de intensos ataques aéreos y bombardeos durante la noche, incluso en la zona alrededor del hospital Al Shifa de Ciudad de Gaza, el más grande del territorio, que se quedó sin electricidad hace dos días.

Según Israel, Hamas oculta un puesto de mando dentro y debajo del recinto hospitalario, una acusación que es rechazada por el movimiento islamista y el personal del hospital.

El Ministerio de Salud de Gaza aseguró que un bombardeo israelí destruyó este domingo el edificio de la unidad de cardiología del hospital.

El Ejército israelí, sin embargo, negó haber atacado deliberadamente el nosocomio.

El temor por los pacientes y los refugiados en Al Shifa y otros centros médicos en Gaza va en aumento.

La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) afirmó que los hospitales se volverán «morgues» sin un alto el fuego o una evacuación.

Por su parte, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) anunció «un número significativo de muertos y heridos» en un «bombardeo» en una de sus sedes en Ciudad de Gaza.

El Ministerio de Salud de Gaza dijo este domingo que el corte de luz en el hospital Al Shifa dejó fuera de servicio la unidad neonatal de cuidados intensivos, provocando la muerte de cinco bebés prematuros y siete pacientes que estaban en estado crítico.

Israel prometió «destruir» a Hamas tras sus ataques del 7 de octubre, que dejaron unos 1.200 muertos, en su mayoría civiles. Unas 240 personas, entre ellas una veintena de argentinos, fueron secuestradas y llevadas a Gaza.

Más de 11.100 personas murieron en la Franja de Gaza, en su mayoría civiles y muchos niños, por la ofensiva de Israel en respuesta, según el último balance del ministerio de Salud de Hamas, que controla el territorio palestino.

El ministerio lleva dos días sin actualizar las cifras de víctimas, aduciendo al colapso de los servicios hospitalarios.

El Ministerio de Salud dice que en Al Shia aún hay 1.500 pacientes y 1.500 médicos o personal de salud en general, así como entre 15.000 y 20.000 desplazados.

Según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), 20 de los 36 hospitales de la Franja de Gaza están «fuera de servicio» ante la falta de suministros por el asedio de Israel.

La ayuda humanitaria ha entrado a cuentagotas desde el vecino Egipto en este territorio de apenas 362 kilómetros cuadrados, gracias a la apertura intermitente del paso de la sureña ciudad gazatí de Rafah, que limita con territorio egipcio.

El paso, que estuvo cerrado tres días, sirvió también para la evacuación de palestinos con doble nacionalidad, extranjeros y heridos.

Por allí salieron este domingo de Gaza unos 800 ciudadanos extranjeros -muchos de ellos, palestinos con doble nacionalidad- y ocho palestinos heridos.

Los intensos combates en el norte de la Franja de Gaza aceleraron un éxodo de personas hacia el sur. Israel ha instado a los civiles de Gaza a desplazarse a esa zona para estar a salvo, pese a que también ha lanzado bombardeos allí.

El Ejército israelí volvió a abrir este domingo durante siete horas un «corredor seguro» para que los gazatíes se dirijan al sur de la franja

Cerca de 1,6 millones de palestinos se vieron forzados a abandonar sus hogares desde el 7 de octubre, según la ONU.

Los nuevos desplazados ya no encuentran lugares donde refugiarse y algunos se ven obligados a dormir en las calles.