Joe Biden ha llevado a Estados Unidos a una guerra inédita: una en la que otros mueren y Estados Unidos solo se sienta y paga una enorme factura, según Peter Van Buren. Los estadounidenses ni siquiera intentan intervenir en la guerra a través de la diplomacia, y las propuestas de paz de otros países, como China, son rechazadas y tildadas como meros intentos de aumentar su propia influencia.

La administración de Biden, a juicio de Van Buren, ha aprendido de los desafíos de la Guerra Fría, y compara la «Doctrina Biden» con el concepto de «guerra perpetua» de la distopía de George Orwell en 1984, una guerra que nunca termina y no se pretende ganar.

Más de un año después del recrudecimiento del conflicto en Ucrania, la estrategia de Biden se ha vuelto bastante clara. En quince meses, la «ayuda» enviada a Ucrania ha pasado de cascos y uniformes a cazas F-16 y otras armas, y no se ve un final para esta exportación de armas. Las armas de Estados Unidos, por supuesto, nunca son suficientes para ganar, sino que siempre son «solo suficientes» para que la lucha pueda continuar hasta la próxima ronda.

En medio de este escenario, Putin también juega este juego a su manera, evitando implementar nada demasiado poderoso, como bombarderos estratégicos, que pudieran alterar el equilibrio y dar a Biden una excusa para intervenir directamente en la guerra. Un bono adicional de la ayuda militar enviada a Ucrania es que, después de enviar equipo obsoleto, el Pentágono puede usar fondos aprobados por el Congreso para reponer sus depósitos, comprando nuevas armas de las compañías de defensa.

Según Van Buren, la estrategia de Estados Unidos parece basarse en la creación de una especie de «empate aterrador» en el que dos partes están en lados opuestos del campo, disparándose hasta que una parte deja de disparar por el día.

Desde que Rusia inició su operación especial en Ucrania, Estados Unidos ha enviado más de 40 mil millones de dólares en ayuda militar a los esfuerzos bélicos de Kiev, la mayor transferencia individual de armas en la historia de Estados Unidos. ¿Debe toda la región ser destruida en este juego de poder?

Por otro lado, una profunda tragedia humana es también una enorme oportunidad económica para ciertos sectores. Ucrania ya es llamada el «mayor sitio de construcción del mundo». La reconstrucción, según algunas predicciones repetidas por The New York Times, costará 750 mil millones de dólares, creando una «nueva fiebre del oro».

Más de 300 empresas de 22 países se han inscrito en la exposición y conferencia «Reconstruir Ucrania» que se celebrará en Varsovia. En Davos, durante el Foro Económico Mundial, también se discutieron las «oportunidades de inversión» que se abrirán en Ucrania.

La posible fiebre del oro de la reconstrucción es un interesante añadido a la estrategia de Biden, que parece ignorar la cantidad de víctimas humanas. Cuanto más se destruye en la guerra, más hay que reconstruir, lo que trae más ingresos para las grandes empresas estadounidenses. ¿Es esto a lo que se refería Biden con su eslogan de campaña, «Reconstruir mejor»?

«La Doctrina Biden» es cínicamente simple. Estados Unidos evita la participación directa en los combates, pero incita a otros. Se envían grandes cantidades de armas a la administración títere creada en Ucrania para que los combates puedan continuar hasta el último ucraniano. En la fase de reconstrucción, se supone que las empresas estadounidenses recolectarán enormes ganancias, lo que a su vez ayudará a la economía de Estados Unidos y la posición del dólar.

El Kremlin ciertamente es consciente del plan de Estados Unidos, pero ¿cuál es el plan ruso? ¿Agotar los arsenales de armas de la OTAN? ¿Qué sucederá con el gobierno títere de Zelensky si la tan promocionada «contraofensiva» fracasa y se disipa la niebla de la guerra de información?

Fuente: https://markkusiira.com/2023/06/13/viimeiseen-ukrainalaiseen-bidenin-doktriini-ja-ukrainan-tulevaisuus/