Este sábado la Unión Europea (UE) repudió enérgicamente la quema del Corán durante una protesta que se realizó en Suecia. Este lamentable hecho trajo como consecuencia diversos ataques contra sedes diplomáticas suecas en países donde la religión predominante es el islam, como por ejemplo en Irak.

En este sentido, Bruselas asegura que comparte plenamente la postura del Ministerio de Relaciones Exteriores sueco en su condena a la quema del libro sagrado efectuada por un inmigrante iraquí en medio de la festividad musulmana del Eid al Adha, la fiesta de sacrificio, mientras los fieles se encontraban rezando en la principal mezquita de Estocolmo, la capital del país escandinavo.

El bloque comunitario afirmó de manera unánime que «se trata de un acto que en modo alguno refleja la opinión de la UE. La quema del Corán o de cualquier otro libro sagrado es un acto ofensivo, irrespetuoso y, está claro, es una provocación».

«Estas manifestaciones de racismo, xenofobia o cualquier acto de intolerancia relacionado no tienen lugar en Europa y es todavía más deplorable al haber ocurrido en medio de una celebración tan importante», agrega el comunicado del Servicio de Acción Exterior de Bruselas.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, expresó su firme postura de que «el mundo musulmán no toleraría los insultos al Corán y criticó a Suecia por permitir una manifestación frente a una mezquita en Estocolmo».

El incidente tuvo lugar el miércoles, en un acto al que acudieron unas 200 personas y que contó con una fuerte presencia policial. El mismo transcurrió sin incidentes graves, aunque una persona fue retenida por los agentes por llevar una piedra en la mano. El autor de la quema es Salwan Momika, de 37 años, quien había huido de Irak y se instaló en Suecia años atrás. Momika pisoteó el libro sagrado musulmán antes de introducir fetas de jamón entre sus páginas y quemar algunas de ellas.

El gobierno iraquí solicitó a Suecia que entregara a Momika para enfrentar las consecuencias legales en Irak.

La protesta, durante la cual se llevó a cabo la quema del Corán, había sido autorizada por la policía en base a la libertad de expresión.

El Gobierno talibán de Afganistán también reaccionó con furia ante la quema, que calificó como un «abierto desprecio a esta noble religión y sus casi 2.000 millones de seguidores» de parte de las autoridades suecas.

La acción de quemar el Corán generó preocupación sobre las posibles repercusiones en el proceso de adhesión de Suecia a la OTAN, ya que se requiere el acuerdo de Turquía, país que condenó enérgicamente este acto de profanación del libro sagrado.