Más de un millón de personas salió a las calles de San Pablo, la mayor ciudad de Brasil, para pedir contra la homofobia y también justicia por Marielle Franco, la concejal asesinada en Río de Janeiro, en la edición 22 del Desfile del Orgullo LGBTI 2018, uno de los más importantes del mundo.

«Queremos combatir a la extrema derecha y al fascismo», dijo Toni Reis, el presidente de la Alianza Nacional LGBTI, al lado de Monica Benício, viuda de la concejal Franco.

Con estrellas de la escena local como la cantante drag queen Pabllo Vittar, y Anitta, 18 tríos eléctricos (escenarios móviles) desfilaron por la Avenida Paulista con todo el color que marcó el día más frío del año en la ciudad más poblada de Sudamérica y corazón económico y financiero de Brasil.

En un año electoral, la tradicional «Parada Gay» de San Pablo tuvo la presencia de dos precandidatos presidenciales, Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad, de la concejal Franco, y Manuela D’Avila, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB).

Fue abucheado el único político de la centroderecha aliada al presidente Michel Temer, el alcalde de San Pablo Bruno Covas, quien en su discurso rechazó la intolerancia y destacó la amplitud de la ciudad para albergar la vigésimo segunda edición de la parada.