La Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas responsabilizó a la «mayor presión» que el Gobierno de Estados Unidos ejerce sobre la isla mediante el bloqueo económico y las sanciones, por las protestas ocurridas en algunas ciudades el domingo último.

En un comunicado, la misión aseguró que «los desórdenes e incidentes acaecidos en algunas localidades de Cuba, este 11 de julio, son el resultado de un plan diseñado por el gobierno de los Estados Unidos para, de manera oportunista, ejercer la mayor presión posible contra nuestro país».

Te puede interesar: Manifestaciones en Cuba: unos denuncian «injerencia» e «intervencionismo», otros las respaldan

Añadió que esta situación ocurre «en momentos en que enfrentamos una compleja situación, derivada de 16 meses de enfrentamiento a la pandemia y el actual rebrote, además del severo recrudecimiento del bloqueo y las brutales restricciones que impone al pueblo cubano».

«Ello ha provocado una grave afectación al normal funcionamiento de la economía cubana al disminuir severamente los ingresos por exportaciones de bienes y servicios, el acceso a combustibles y a medicamentos e insumos médicos», indica el documento.

El texto sostiene que «con estas medidas se pretende presentar a un país colapsado y en caos, para provocar un estallido social y justificar una intervención externa».

«La participación de Estados Unidos está demostrada. Es público el financiamiento otorgado a individuos en Cuba y en el exterior para crear grupúsculos en nuestro país que fomenten el desorden interno, provoquen y realicen actos contra instituciones y cometan acciones terroristas», añade.

Anota que, entre otras cosas, «se ha intentado, además, desacreditar al Gobierno cubano en relación con el manejo de la pandemia y se pretende menoscabar los indicadores epidemiológicos nacionales, que reflejan los resultados del intenso trabajo desarrollado, en función de preservar las vidas humanas. Producto de ese esfuerzo mancomunado contamos con una vacuna propia y otros cuatro candidatos vacunales».

En otro tramo el comunicado agrega: «Denunciamos, en los términos más enérgicos, los actos violentos promovidos y ejecutados por elementos delincuenciales, incluidos ataques a las fuerzas del orden público».

«El plan que provocó los incidentes del 11 de julio ha fracasado. Se mantiene el normal funcionamiento de las instituciones, en las condiciones que impone la emergencia sanitaria. El Estado y Gobierno cubanos y sus instituciones tienen pleno control de la situación», enfatiza.

«El Gobierno ha tomado y tomará las medidas necesarias para garantizar la paz y tranquilidad ciudadanas. En ningún momento, como algunos de manera malintencionada han dicho, las autoridades cubanas han llamado al enfrentamiento y la violencia entre compatriotas», advierte el comunicado.

Finalmente, afirma: «Denunciamos enérgicamente la campaña de desinformación y descrédito articulada desde Washington. Frente a estas maniobras y los intentos de proyectar una imagen de inestabilidad, quebrantando la tranquilidad ciudadana y nuestro Estado de Derecho y Justicia Social, el pueblo cubano amante de la paz y con una profunda vocación humanista no renunciará ni un ápice a la construcción de una sociedad inclusiva, democrática, próspera y sostenible con todos y para el bien de todos».