La policía de Hong Kong reprimió hoy con gases lacrimógenos y balas de goma a cientos de miles de personas que rechazaron en las calles un polémico proyecto de ley de extradición a China, en una de las jornadas más violentas desde que esta Región Administrativa Especial fuera devuelta a Beijing por los británicos en 1997.

La represión se desencadenó después de que los manifestantes tomaron las arterias clave en la hora pico de la mañana y rodearon el Parlamento de la ciudad, lo que obligó a los legisladores a posponer un debate sobre la ley propuesta que estaba previsto para hoy.

El presidente ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, quien defiende la ley, describió las protestas como «disturbios organizados» y pidió que se restaure la calma, informó el rotativo local South China Morning Post.

«Las acciones de disturbios que dañan a la sociedad pacífica, ignorando la ley y la disciplina son inaceptables para cualquier sociedad civilizada», dijo en un video reproducido en redes sociales.

Las fuerzas de seguridad debieron escoltar a los parlamentarios que necesitaban llegar a la sede legislativa para la lectura de la ley que permitiría a la Jefatura del Ejecutivo local y a los tribunales de Hong Kong tramitar las solicitudes de extradición sin acuerdos previos y sin supervisión legislativa, informó la agencia de noticias EFE.

Pese al blindaje policial montado desde ayer, la situación se tornó inmanejable por la enorme cantidad de manifestantes, la mayoría jóvenes, que coreaban consignas contra el Gobierno hongkonés portando mascarillas para no ser reconocidos y protegerse del gas pimienta lanzado por la policía, método que ya utilizó en disturbios aislados que se registran desde el domingo pasado.

Las escenas recordaron el movimiento «Revolución de los Paraguas» que protagonizaron decenas de miles de honkongeses a favor de la democracia en el año 2014, cuando durante meses los manifestantes cerraron zonas de la ciudad y lucharon contra la policía, pero no obtuvieron concesiones de Beijing.

En 1997 Hong Kong fue traspasado de Reino Unido a la República Popular China gracias a la Declaración Conjunta Sino-Británica y al principio «un país, dos sistemas», con el que su nivel de autonomía es muy superior al del resto del país.

Durante los últimos años el temor de los hongkoneses a que Beijing suprima las libertades y la cultura únicas de la ciudad, heredadas de la época en que estuvo bajo control británico, desataron varias crisis e inestabilidad política.

En esta oportunidad la policía intentó evitar que los manifestantes permanecieran en el centro mientras los jóvenes lanzaron postes de metal, botellas y ladrillos, según las imágenes publicadas por el South China Morning Post.

Hoy estaba prevista la segunda lectura de la polémica ley, puesta sobre la mesa en febrero y cuya votación final se prevé para el jueves 20 de junio.

De aprobarse, los tribunales locales podrán revisar los casos de esta índole de manera individual y usar poder de veto para impedir ciertas extradiciones, aunque el Ejecutivo hongkonés insiste en que el texto intenta tapar un vacío legal.

La prensa oficial china, en tanto, asegura que la protesta viene de la mano de grupos «separatistas y extremistas» que actúan bajo «la interferencia de fuerzas extranjeras, particularmente Estados Unidos», como reza hoy un editorial del oficialista Global Times.

El portavoz de la cancillería china Geng Shuang indicó que «cualquier conducta que mine la prosperidad y la estabilidad de la región contarán con la oposición de la opinión pública dominante de Hong Kong».