Cerca de 45.000 trabajadores ferroviarios del Reino Unido realizaron un paro este sábado, para reclamar un aumento salarial y mejores condiciones laborales. Por la medida de fuerza, se estimó que sólo circulo poco más del 20% de los trenes.

La huelga fue llevada adelante por el Sindicato del Transporte Ferroviario y Marítimo (RMT, por sus siglas en inglés), que nuclea a trabajadores de 14 compañías ferroviarias; por el sindicato TSSA, con representación en siete compañías del sector; y de Unite, gremio que representa a diversos sectores, como transporte y construcción.

Al respecto, desde el RNT aseguraron que el paro responde al “punto muerto” en que se encuentran las negociaciones con la patronal, por lo que advierte que seguirán las protestas. Asimismo, acusaron al Gobierno británico de presionar a las compañías de transporte para que no ofrezcan mejores condiciones laborales a los trabajadores.

La empresa Network Rail -que gestiona la mayoría de los trenes del país- propuso a los trabajadores un aumento salarial del 8%. Sin embargo, la oferta fue rechazada por los ferroviarios, en un contexto de acelerado avance inflacionario en el Reino Unido: en julio, los precios aumentaron un 10,1%, el nivel más alto desde febrero de 1982.

Al respecto, el ministro de Transporte británico, Grant Shapps, pidió que el sindicato ferroviario someta la propuesta a una votación de los afiliados. Además, y a través de su cuenta de Twitter, el funcionario aseguro que la oferta de Network Rail es “justa” y “legítima”.

“El Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte está prolongando estas huelgas innecesarias que son una patada en los dientes a los trabajadores que no pueden llegar a sus propios puestos de trabajo”, dijo Shapps.

El paro de este sábado fue precedido por un cese de actividades que los trabajadores ferroviarios llevaron adelante el pasado jueves 18 de agosto. En tanto, el viernes los trabajadores del Metro de Londres también se habían declarado en huelga.

Portuarios en huelga

Unos 1.900 empleados del puerto de carga más grande del Reino Unido, entre ellos operadores de grúa y de máquinas, así como estibadores, comenzaron este domingo un paro de ocho días -que culminara el 29 de agosto- en reclamo de salarios más altos en medio de una gran crisis del poder adquisitivo y con cifras récord de inflación. Esta es la primera huelga en el puerto de Inglaterra desde 1989.

Los trabajadores del gran puerto de Felixstowe, ubicado en el este de Inglaterra y por donde pasan unos 4 millones de contenedores por año, acataban la medida -dispuesta por el sindicato Unite- luego de tres días consecutivos de huelgas que perturbaron los transportes, en particular el ferroviario.

Según el sindicato Unite, el paro tendrá fuerte impacto en el puerto, por el que transitan anualmente unos 2.000 cargueros.

También justifica las demandas de mejores salarios por los elevados beneficios de la empresa. “Felixstowe es muy rentable. Las últimas cifras muestran que en 2020 obtuvo beneficios por 61 millones de libras (72 millones de dólares)”, declaró la secretaria general de Unite, Sharon Graham.

“La empresa matriz, CK Hutchison Holding Ltd, es tan rica que el mismo año distribuyó 99 millones de libras esterlinas a sus accionistas. Pueden por tanto conceder a los trabajadores de Felixstowe un aumento correcto de salario”, agregó.

La empresa, por su lado, dice haber propuesto un alza salarial que le parece “justa”, del 8% en promedio, y cerca del 10% para los sueldos más bajos.

La autoridad del puerto expresó que lamentaba “el impacto de esta acción en las cadenas de distribución británicas” y afirmó que trabajaba con sus clientes “para limitar las perturbaciones”.

También el gigante de telecomunicaciones BT se va a enfrentar a su primera huelga en décadas, igual que el personal de almacenes de Amazon, el sector de los abogados penalistas, o el de la recolección de la basura.

Los paros registrados esta semana en los trasportes públicos, subte de Londres o correos, se producen luego de que el Banco de Inglaterra diera a conocer que en julio pasado la inflación había llegado al 10,1% interanual y que podría superar el 13% en octubre, el nivel más elevado de un país del G7.

Los precios se dispararon principalmente por las cotizaciones de gas, de las que el país es muy dependiente, y que aumentan por la guerra en Ucrania, pero también por las alteraciones en las cadenas de abastecimiento y la falta de trabajadores, como consecuencia de la pandemia de coronavirus y del Brexit.