Estados Unidos pone su mirada desde el lunes en Cleveland para la formalización de Donald Trump a la candidatura presidencial republicana, durante una convención que promete pugnacidad y lanzar las convenciones por la ventana.

El rito cuatrienal está diseñado para unir a los republicanos, designar formalmente su candidato presidencial y catapultar al partido hacia los comicios de noviembre.

Pero Trump tendrá una tarea cuesta arriba para ganarse a sus detractores en el partido. Su estilo bombástico y cáustica retórica han provocado grietas en la misma identidad del partido Republicano.

Trump, ex-estrella de telerrealidad, prometió un espectáculo de «showbiz» en el Quicken Loans Arena, donde los Cavaliers de LeBron James, vigentes campeones de la NBA, juegan sus partidos.

Los telegénicos miembros de su familia – su esposa Melania, y sus cuatro hijos adultos – pasarán sucesivamente sobre el escenario para elogiar al candidato, junto a algunos legisladores y su recién designado compañero de fórmula, Mike Pence.

Cuatro de sus ex rivales en las primarias republicanas tomarán también la palabra, incluyendo el senador Ted Cruz, quien tan solo en mayo llamó a Trump un «mentiroso patológico».

Los cuatro días de folclor republicano en Cleveland (Ohio) no contarán con ningún expresidente, pocos líderes partidistas y un puñado de funcionarios elegidos.

George W. Bush, John McCain y Mitt Romney, los tres últimos abanderados republicanos a la presidencia, le dieron la espalda al evento.