Los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y Venezuela, Nicolás Maduro, fueron los únicos mandatarios sudamericanos que expresaron su apoyo al ex jefe de Estado brasileño Luis Inácio Lula Da Silva tras el fallo que habilitó su encarcelamiento por una causa de corrupción.

Morales y Maduro destacaron el legado de los gobiernos del líder del Partido de los Trabajadores (PT) y atribuyeron fines electorales a la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF).

En tanto, la vicepresidenta uruguaya, Lucía Topolansky, consideró que «no hay pruebas» para culpar a Lula, condenado en dos instancias a 12 años y un mes de prisión. Y fue más allá, al analizar que «la democracia brasilera está en problemas”.

Lula fue condenado por haber recibido presuntamente un departamento de lujo de parte de la constructora OAS, como parte de los ingresos ilegales que recibía el PT para sus campañas, en el marco de la Operación Lava Jato.

El escándalo de corrupción desató hace cuatro años una oleada de revelaciones sobre sobornos en la región que, en su punto máximo, derivó hace dos semanas en la destitución del presidente peruano Pedro Kuczynski.

«A la oligarquía no le interesa ni la democracia ni la justicia. La verdadera razón de la condena al hermano Lula es impedir que vuelva a ser presidente de Brasil. La derecha jamás le perdonará haber sacado de la miseria a 30 millones de pobres. Estamos con los líderes del pueblo», escribió hoy Morales en su cuenta de Twitter.

Anoche, luego que la Corte Suprema de Brasil rechazara por seis votos a cinco el habeas corpus interpuesto por Lula para apelar en libertad su pena por corrupción, Maduro dijo en la misma red social que «la derecha, ante su incapacidad de ganar democráticamente, eligió el camino judicial para amedrentar a las fuerzas populares».

«No solo Brasil, el mundo entero te abraza @LulapeloBrasil. Duele el alma esta injusticia. Más temprano que tarde vencerá la Patria Grande», añadió el mandatario chavista junto al hashtag #LulaValeALuta (Lula vale la lucha).

Por su parte, Topolansky calificó como «tremendo» el fallo judicial sobre Lula y lo encadenó con la destitución «sin acusaciones» de la ex presidenta Dilma Rousseff en agosto de 2016.

«Y ahora aparece un juicio en el que no hay pruebas y un juzgado que fue cinco a seis el resultado. Quiere decir que hubo dudas, por lo menos», agregó en declaraciones a radio Sarandí divulgadas por los medios locales.

La veterana dirigente frenteamplista también subrayó que Lula es «el candidato que tiene mejores encuestas y ha venido creciendo” de cara a las presidenciales del 7 de octubre en Brasil y abrió un interrogante sobre el futuro político del gigante sudamericano.

“¿Qué van a hacer si en el peor escenario Lula va preso pero el PT termina ganando las elecciones? Porque este movimiento quiere sacar al PT del gobierno”, dijo.

Por último, Topolansky se refirió a las declaraciones del jefe del Ejército de Brasil, general Eduardo Villas Boas, quien horas antes de la audiencia del STF afirmó que la fuerza que comanda «comparte el anhelo de todos los ciudadanos de bien de repudiar la impunidad».

“Ayer hubo declaraciones preocupantes de un militar. La democracia brasilera está en problemas», juzgó la vice del presidente Tabaré Vázquez, en la primera reacción de un mandatario sudamericano a la presión castrense sobre el máximo tribunal brasileño.

“Nuestro deseo sería que se pudiera salir en legalidad” de esta situación que mantiene en vilo al «país más importante de América del Sur», cerró Topolansky.

Lula da Silva tiene hasta el próximo martes 10 para presentar un recurso ante el tribunal de Porto Alegre que lo condenó por corrupción, por lo que es improbable que el líder opositor vaya a ser arrestado antes de esa fecha.