El sindicato del personal del Banco Central Europeo (BCE) analiza acciones de protesta y no descarta una huelga, luego de que la entidad monetaria se negara a otorgar un aumento acorde con la inflación, la cual alcanzó récords históricos en los últimos meses en la Eurozona.

En 2022, los empleados de la entidad conducida por la exdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, recibieron un aumento salarial de 1,5%.

Ahora la dirección del instituto emisor propone un aumento del 4,07% a aplicarse en enero próximo, una cifra que representa menos de la mitad de la última tasa de inflación anual del 10% que se registró en noviembre en los 19 países que usan la moneda única, y del 10,6% que alcanzó en octubre.

Los precios en el continente tuvieron un fuerte repunte este año por el incremento del costo de la energía y los alimentos, y se ubican muy por encima de los índices cercanos al 2% que se registraban en años anteriores.

Los trabajadores consideran insuficiente este aumento y cuestionan que la propia política del BCE los llevó a esta situación.

“El BCE tiene un problema porque no ha cumplido con su misión relativa a la inflación. En lugar de controlarla en un 2%, nos encontramos con una tasa superior al 10%”, denunció a la agencia de noticias AFP Carlos Bowles, vicepresidente del sindicato IPSO.

En tanto, en diálogo con el diario español El País, Bowles señaló que el sindicato “habló con Lagarde” pero que ella “no quiere negociar”. “Por eso los trabajadores están enfadados”, apuntó.

La entidad europea respondió, frente a los reclamos, que cada año y de manera regular realiza una revisión salarial, la cual “refleja la dinámica de los salarios de las instituciones de referencia, en particular los 19 bancos centrales nacionales de la zona euro, la Comisión Europea y otras instituciones europeas”.

La propia entidad, en su diagnóstico de la inflación de los últimos meses, advirtió sobre la posibilidad de que los trabajadores busquen recuperar toda la pérdida de poder de compra ya que ello –argumentan– podría derivar en una espiral de precios y en que las expectativas inflacionarias se desanclen, lo cual traería mayor inflación y mayor pérdida del salario real.

“No descartamos una huelga más adelante, pero después de otras formas de protesta que podrían tener lugar”, anticipó Bowles frente a la falta de respuesta del BCE.

Previamente, en 2009, los trabajadores del banco –que cuenta con más de 3.500 empleados- realizaron el primer paro de su historia debido a los cambios en el sistema de jubilaciones de la entidad respecto del cálculo de los haberes, la reducción de incentivos para quienes se jubilen antes de los 65 años y el incremento en las contribuciones.