Un coche bomba estalló hoy frente a una plaza en el centro de Ankara, la capital de Turquía, y al menos 34 personas murieron y otras 125 resultaron heridas en el atentado, el tercero que sacude a la ciudad en los últimos seis meses, informaron autoridades.

Ningún grupo reivindicó de inmediato el ataque, que sin embargo llega en medio de una ola de atentados atribuidos al grupo islamista Estado Islámico (EI), a la guerrilla kurda que Turquía combate desde hace más de dos décadas y a organizaciones de extrema izquierda.

Según informaciones oficiales, el artefacto explotó al atardecer en los alrededores del parque Güven, cerca de la plaza Kizilay, rodeada de una zona de ocio y comercios, y que no está lejos del barrio diplomático de la capital. Cerca del lugar hay una comisaría y una parada de colectivos.

La detonación se debió a un coche bomba, dijo en un comunicado la oficina de gobernación de Ankara, lo que incluye la posibilidad de un explosivo a control remoto o un suicida dentro del vehículo, informó la agencia de noticias EFE.

El ministro de Salud, Mehmet Muezzinoglu, dijo en conferencia de prensa que 34 personas murieron y 125 transeúntes resultaron heridos, entre ellos 19 que quedaron en estado crítico.

Sin acusar a ningún grupo en particular, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que el atentado tenía «por objetivo la integridad del país, la unidad del pueblo y la convivencia».

«No reducirá nuestra determinación en la lucha contra el terror, sino que nos hará aún más decididos», prometió el mandatario en un comunicado colgado en la página web de la presidencia turca.

Al subrayar que Turquía ha sido objeto de ataques en los últimos meses «debido a la inestabilidad en la región», pareció aludir al EI, según su gobierno responsable del atentado suicida que en octubre pasado dejó 102 muertos en Ankara.

Pero agregó acto seguido que «las organizaciones terroristas y sus peones, al haber perdido la lucha contra las fuerzas de seguridad, han tomado por objetivo a civiles», en una aparente referencia a la lucha de las organizaciones marxistas kurdas en el sureste del país.

Hoy, las autoridades anunciaron un levantamiento parcial del toque de queda en la ciudad kurda de Diyarbakir, donde se han sucedido desde diciembre combates con miembros o simpatizantes del proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK).

«Soldados, policías y milicianos de pueblo… todas nuestras fuerzas de seguridad seguirán luchando, arriesgando su vida, contra las organizaciones terroristas», concluyó Erdogan, en una clara alusión a los combates en el sureste kurdo.

El gobierno de Estados Unidos condenó el atentado y reafirmó su apoyo a Turquía en la «lucha contra el terrorismo».

«EE.UU. condena con contundencia el ataque terrorista de hoy en el distrito Kizilay de Ankara», afirmó el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, en un escueto comunicado.

«Reafirmamos nuestra estrecha alianza con nuestro socio de la OTAN, Turquía, en el combate contra la amenaza común del terrorismo», agregó Kirby, al enviar sus condolencias a la familias de los fallecidos y desear una rápida recuperación a los heridos.

Apenas una hora después de la explosión, el Consejo Audiovisual de Turquía (RTÜK) vetó la emisión de imágenes del lugar del atentado, alegando que estaba prohibido «mostrar cuerpos sin vida».

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, convocó poco después de la explosión una reunión de seguridad de su gabinete a la que acudieron también los jefes del Estado Mayor del Ejército y los responsables de los servicios de inteligencia.

El partido pro-kurdo HDP, acusado por Erdogan de ser cercano a la guerrilla kurda PKK, condenó en un comunicado este «abominable ataque» en la forma «más vehemente posible».

«Queremos subrayar que estos dolores que sufre nuestro pueblo no van a alejarnos de nuestros sentimientos fraternales (entre kurdos y turcos)», agregó la nota del HDP, el tercer partido del Parlamento.

Hace dos días, la embajada de Estados Unidos en Turquía había alertado de una posible amenaza terrorista cerca del barrio diplomático de Ankara e instado a sus ciudadanos evitar esa zona.

El centro de Ankara vivió el pasado 10 de octubre el peor atentado de la historia de Turquía, con 103 muertos, cuando dos suicidas se hicieron saltar por los aires en medio de una manifestación a favor de la paz en el país.

La Justicia turca acusa a elementos yihadistas locales, relacionados con el EI, aunque nadie ha reivindicado el atentado.

El pasado 17 de febrero se produjo otro ataque, éste con un coche bomba suicida en un barrio residencial de Ankara, en el que murieron 29 personas, casi todos militares, al paso de un convoy que transportaba soldados a sus viviendas.

Aquel acto fue reivindicado por los llamados «Halcones de la Libertad del Kurdistán» (TAK), un grupúsculo escindido del ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).

A diferencia de ese ataque, las víctimas de hoy parecen ser en su enorme mayoría civiles.

Foto:  Erol Ucem/AFP