Turquía mantuvo este viernes el arresto domiciliario de un pastor estadounidense, pese a nuevas amenazas de sanciones de Estados Unidos, que fragilizan más la lira turca, y a las que Ankara prometió replicar.

Un tribunal de Esmirna rechazó el viernes una nueva demanda para levantar el arresto domiciliario al pastor estadounidense Andrew Brunson, origen de la grave crisis diplomática entre Ankara y Washington, dos aliados en la OTAN desde hace medio siglo.

Esta decisión judicial se produce un día después de que el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, advirtiera el jueves que su país adoptaría sanciones suplementarias si Ankara no pone en libertad al pastor Brunson. Estas amenazas fueron rechazados el viernes por Turquía.

«Replicamos (a las sanciones estadounidenses) de acuerdo con las reglas de la OMC y seguiremos haciéndolo», declaró este viernes el ministro truco de Comercio, Ruhsar Pekcan, citado por la agencia estatal Anadolu.

La crisis diplomática entre ambos aliados de la OTAN sigue abierta, y la lira turca -que pareció recuperarse esta semana- volvía este viernes a caer con fuerza.

La divisa turca perdía cerca de 5% ante el dólar, borrando sus ganancias de la víspera y cayendo a 6,34 por billete verde.

El caso del pastor Brunson, puesto bajo arresto domiciliario el mes pasado tras haber pasado más de un año y medio en prisión acusado por Ankara de espionaje y de actividades «terroristas», que él niega con firmeza, desató la tormenta diplomática entre los dos países.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a defender el jueves a Brunson, al que calificó de «hombre muy inocente», y consideró que Turquía no era una buen «amigo» de Estados Unidos.

«Turquía se ha beneficiado de Estados Unidos durante muchos años. Ellos tienen a nuestro maravilloso pastor cristiano, a quien pido ahora representar a nuestro país como un gran rehén patriota. No vamos a pagar nada por la liberación de un hombre inocente», escribió.

«Mínimo indispensable»

El ministro turco de Finanzas, Berat Albayrak, que también es yerno del presidente, Recep Tayyip Erdogan, se había esforzado el jueves en tranquilizar a los mercados, durante una inédita teleconferencia con numerosos inversores internacionales.

«Saldremos aún más fuertes de estas turbulencias», declaró el ministro, aludiendo a la crisis de la lira, que ha perdido este año 40% de su valor ante el dólar.

El ministro descartó además que su país vaya a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) y negó que su gobierno vaya a recurrir al control de capitales. Para Capital Economics, la intervención de Albayrak fue «moderadamente convincente».

Las autoridades «sólo han hecho lo mínimo indispensable» indica este gabinete en una nota a sus clientes. Durante la teleconferencia, Albayrak «no tomó en cuenta por qué se ha evaporado la confianza en Turquía».

Los economistas están preocupados por la disputa entre Ankara y Washington pero también por el control de Erdogan sobre la economía.

Los mercados sancionaron severamente el rechazo del banco central a subir sus tipos de interés, pese a la caída de la moneda y una inflación galopante. Erdogan, partidario de un crecimiento a cualquier precio, se opone a ello.

Pero en medio de la crisis, Turquía obtuvo el miércoles un apoyo de peso: Catar prometió invertir 15.000 millones de dólares en el país.

Además, Erdogan ha conversado esta semana con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el presidente francés, Emmanuel Macron, prueba de que Ankara quiere acercarse a Europa tras dos años de tensiones debido a la situación de los derechos humanos en Turquía.

La justicia turca ordenó el martes la liberación de dos soldados griegos, y el miércoles la del presidente de Amnistía Internacional en Turquía, dos inesperadas decisiones en estos dos casos que fueron muy criticados en Europa.

Fotos de ADEM ALTAN and SAUL LOEB / AFP