Más de medio millón de niños libios necesitan asistencia urgente debido a la inestabilidad política, el colapso económico y la violencia causada por las milicias que se enfrentan por el dominio del territorio, alertó hoy Unicef.

«Seis años después del inicio de la crisis en Libia, cerca de 550.000 niños necesitan asistencia debido a la inestabilidad política, al conflicto que tiene lugar, al desplazamiento y al colapso económico», explicó en un comunicado el director de Unicef en el norte de África, Geert Cappelaere.

Cappelaere, dijo que alrededor de 80.000 niños se vieron obligados a desplazarse internamente a causa de la violencia diaria y el hostigamiento permanente de las numerosas milicias que controlan el territorio desde 2011, cuando una invasión de la OTAN precipitó la caída de Muammar Kaddafi.

«La extrema violencia en algunas partes del país ha obligado a las familias a abandonar sus hogares. Los más de 80.000 niños que están en situación de desplazamiento interno son especialmente vulnerables a la explotación, incluidos aquellos que están en centros de detención», subrayó el trabajador humanitario al término de su primera visita al país africano.

En ese sentido, Cappelaere recordó el trabajo que ha venido realizando Unicef en Libia, donde más de 1,3 millones de niños han sido vacunados contra la polio», informó la agencia de noticias EFE.

«Unicef y sus socios, incluidas las instituciones nacionales, han mantenido casi el nivel universal de inmunización» y ha trabajado para que los niños libios no pierdan su infancia a pesar del conflicto, pero aún queda mucho por hacer, insistió.

«Unicef planea que todo su personal internacional regrese y opere a su completa capacidad a partir del próximo mes de octubre. A partir de entonces elevará su nivel de asistencia para alcanzar a más de 1,5 millones de niños y niñas y ayudar a fortalecer a la sociedad civil y a las instituciones locales», agregó.

Por ello, la organización «reitera que el bienestar de los niños y las niñas de Libia debe ser una prioridad tanto para las autoridades locales como para la sociedad civil y la comunidad internacional», concluyó.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre Kaddafi.

En la actualidad, dos gobiernos se disputan el poder apoyados por distintas milicias: uno sostenido por la ONU en Trípoli y otro en el este bajo el liderazgo militar de Hafter, quien domina cerca del 60% del territorio nacional.

El descontrol es caldo de cultivo para los grupos yihadistas y las mafias dedicadas al contrabando de combustible, armas y personas.