El Ministerio de Relaciones Exteriores de China anunció que Xi Jinping viajará a Estados Unidos los próximos 6 y 7 de abril, para concretar la primera reunión con su homólogo estadounidense, Donald Trump, cuando se prevé que aborden una agenda centrada en la relación comercial y geopolítica.

Xi viajará a la propiedad de Trump en Mar-a-Lago (Florida) para esa reunión, según indicó hoy en rueda de prensa el vocero de la Cancillería china, Lu Kang, quien precisó que el viaje del mandatario chino incluirá también una escala en Finlandia los días 4 y 5 de abril.

Se espera que la agenda de la reunión tenga un marcado carácter comercial, por las frecuentes llamadas de Trump a un volumen de intercambios más equilibrado entre las dos potencias, en ocasiones acompañadas de acusaciones a China por «robar» puestos de trabajo a Estados Unidos o de manipular el yuan para favorecer sus exportaciones.

El portavoz chino señaló que los detalles de la agenda aún no están cerrados pero al hilo de las tensiones comerciales aseguró que «un 40 por ciento del superávit comercial de China con Estados Unidos es creado por compañías estadounidenses en territorio chino».

También defendió que el comercio bilateral «ha generado 2,6 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos», según cifras del Consejo de Negocios China-Estados Unidos, informó la agencia de noticias EFE.

«China y Estados Unidos son altamente complementarias» y poseen «un alto grado de integración en sus intereses», subrayó Lu, anticipando la postura que defenderá Xi en su esperado encuentro con Trump.

Beijing había dicho anteriormente que los preparativos para la reunión estaban en marcha, pero aún no había confirmado el viaje a pesar de los informes de los medios de comunicación occidentales sobre una reunión programada.

La cumbre entre los líderes de las dos economías más grandes del mundo se producirá tras una serie de reuniones y conversaciones recientes entre representantes de Estados Unidos y China, encaminadas a reparar los lazos tras las fuertes críticas de Trump a Beijing durante su campaña electoral.

El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, finalizó este mes en Pekín una gira por Asia, donde aceptó trabajar con China sobre Corea del Norte y destacó el deseo de Trump de mejorar el entendimiento entre las dos potencias.

Durante su campaña electoral, Trump acusó a China de llevar a cabo políticas comerciales injustas, criticó su construcción de islas en el estratégico Mar de China Meridional y la acusó de hacer demasiado poco para frenar a Corea del Norte.

Un posible caso de espionaje causó revuelo en vísperas de la primera reunión entre Trump y Xi.

Una empleada del Departamento de Estado en Washington, identificada como Candace Claiborne, está acusada de haber recibido durante más de cinco años regalos de agentes secretos chinos por valor de decenas miles de dólares y de haber mentido al respecto.

Según el Departamento de Justicia estadounidense, Claiborne, de 60 años, quien trabajó en Beijing y Shanghai y tenía acceso a informaciones ultrasecretas, mantuvo contactos con dos agentes chinos.