Un acampe de artesanos, vendedores ambulantes y músicos callejeros tiene lugar en la plaza San Martín, frente a la sede de Gobernación, en reclamo de una respuesta rápida y contundente sobre la situación de crisis económica que atraviesan los trabajadores del sector de feriantes.

Carpas y olla popular, conjuntamente con pancartas donde expresan sus petitorios, fueron dispuestos en la plaza sobre calle Santa Fe, en protesta a las condiciones laborales y económicas a las que se ven expuestos, por lo que seguirán con esta medida por tiempo indeterminado.

Conclusión dialogó con algunos de los participantes de la medida, quienes explicaron cuales son los motivos porque los que decidieron concretar la manifestación, a la que denominan «emergencia de los trabajadores de la cultura de Rosario».

Un músico de los que participó, «Aguadulce», afirmó se le exige a las autoridades «tanto provinciales como municipales que den una respuesta concreta».

Según el músico, lo que piden es «que se declare la emergencia cultural para todos los trabajadores de la cultura en Rosario, basta de represión a los laburantes de la cultura de parte de la GUM y de la policía de Perotti, resarcimiento económico por los meses no trabajados durante los meses de pandemia».

Por su parte, Oscar, un feriante de Italia y el río, explicó que el pedido que están haciendo es para que «legalicen esa zona; queremos trabajar ahí sin que vengan a reprimirnos y a incautarnos la mercadería por una decisión política del intendente Pablo Javkin, y si cambia quede eso firmado. Queremos que legalicen ese sector y que lo llamen Paseo de las artes del Río Paraná».

«Nosotros lo estamos haciendo de hecho, pero si el día de mañana cambia la política ellos no pueden incautarnos la mercadería, porque ese sector no está habilitado como feria. La gente pasa y nos pregunta cuando vamos a estar y nosotros les decimos que estamos sábados y domingos de 10 a 18 y queremos estar amparados por la ley», explicó el vendedor.

Otro de los feriantes del sector de la zona aledaña al río, en este caso entre España e Italia, mencionó que esta situación comenzó «desde que se habilitaron a todas las ferias para trabajar, cuando se cambió de fase. Ahí empezamos a entrar en conflicto. Hay ferias sobre el río que no están regularizadas y no hay interés de parte de la municipalidad, ni de Economía Social, ni de Cultura de regularizar esas partes. Ellos no aceptan el estado de feria que ya tenemos de hecho y estamos hace varios años. Queremos el lugar para poder seguir trabajando y que nos regularicen«.

También, explicó que la situación con la GUM a veces se torna conflictiva. «Nos ponen a la GUM y a nosotros en un lugar incomodo, porque cuando nos tienen que ir a sacar no tienen un discurso que podamos aceptar y ahí, en ese lugar, sí podemos trabajar. Es un discurso que no tiene lógica. Ponen a los agentes de la GUM en un lugar, donde ellos como seres humanos no son capaces de sacarte la mercadería porque reconocen que son compañeros de laburo, porque ellos trabajan ahí también«.

Analía es miembro de Artesanos Autoconvocados, pero también participa de la Feria del Encuentro que depende de Cultura de la Municipalidad. Contó que «desde junio» vienen «luchando por este tema«.

«Nuestro reclamo es un resarcimiento económico por todos los días que no estamos trabajando, y por más que salgamos a vender, las ventas no son las mismas que las de antes. Somos un sector invisibilizado. Nosotros somos cultura, somos trabajadores y no tenemos un sueldo ni jubilación, no tenemos nada«, argumentó la artista.

La artesana contó que tuvieron diálogos en diferentes instancias con autoridades estatales: «Hablamos con la Municipalidad, el Ministerio de Trabajo, con Desarrollo Social y con Gobernación. Todos nos patearon. Lo único que se logró fue una caja que nos dan cada 15 días que trae $500 de productos, que son 7,8 productos. Es una cargada».

Analía concluyó: «Resolvimos hacer este acampe con olla popular y de acá no nos movemos hasta que no nos resuelvan. Queremos tarjeta alimentaria, resarcimiento económico y que no se reprima a los compañeros y el lugar legalizado para que podamos trabajar. Esa es nuestra emergencia cultural«.