Por Federico Morel

El agua es el pilar fundamental para la vida humana y para el desarrollo de las comunidades. La historia de la evolución del ser humano corresponde a la accesibilidad y a la utilización del agua.

El cuidado de los mares, los ríos y los afluentes es imprescindible para que la vida misma siga su correcto curso y sostengamos la llegada de las nuevas generaciones.

Existen ciertos miramientos con respecto a la utilización del agua que los ciudadanos deben tener en cuenta para el correcto desarrollo de la ciudad, tanto en cuestiones ambientales como sociales. Tener conciencia sobre estos aspectos mejoran la calidad de vida de todos, teniendo en cuenta que sin agua la vida no sería posible.

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Es de suma importancia que, como ciudadanos, entendamos la relevancia que conlleva la utilización del agua potable en su justa y eficiente medida, teniendo en cuenta que cada gota que desperdiciamos, es una gota de agua que le falta a otro miembro de la comunidad.

Conclusión entrevistó a Guillermo Lanfranco, encargado del área de Comunicación de Aguas Santafesinas, para consultarle sobre la responsabilidad que debemos tener como ciudadanos frente a la utilización del agua potable. «Nosotros decimos es que se puede utilizar toda el agua que se necesite sin ningún problema, pero evitando el derroche. El derroche es toda el agua que no es necesaria para usos determinados», especifica Lanfranco sobre el principio básico de la utilización del agua potable.

Al consultarle sobre el uso a conciencia que debemos tener en el día a día, el representante de la empresa menciona algunos datos para tener en cuenta: «Las piletas de lona hoy tienen entre 2.500 y 5.000 litros de capacidad. Una pileta de 5.000 litros equivale al consumo de 25 personas por día de agua potable. Si se renueva constantemente el agua, estoy haciendo un uso incorrecto. Lo que se puede hacer para mantener, es usar unas gotas de cloro, sacar la basura con un colador de cocina, no ingresar con los pies sucios, así los chicos cada vez que entran se enjuaguen los pies, sino la uso poner una tela plástica cubriéndola a la noche. Medidas muy simples que permiten que esa agua pueda estar por lo menos una semana sin necesidad de ser renovada y eso significa un ahorro importante en cuanto a agua».

 

Con respecto al riego de plantas y jardines, Lanfranco menciona que «preferentemente hay que hacerlo a la tardecita, porque de ese modo la evaporación es menor, si lo hacemos a las 12 del mediodía el agua se evapora y no penetra en el terreno».

Según el comunicador, cuando se lava un auto, hay que «hacerlo con un balde o palangana y no con manguera. La utilización de la manguera de forma constante, son 500 litros de agua en una hora, sería el consumo de dos personas en un día y es un consumo abundante, es decir, toda esa agua se pierde. Cuando estoy echando agua arriba, todo ese flujo no cumple el fin que es lavar el auto. Si se hace con un balde y una rejilla, hago exactamente lo mismo, pero con el 10% de lo que gastaría una manguera«.

Muchas veces, a la hora de abrir una canilla y tener el agua con tan fácil acceso, no se piensa en el proceso que conlleva disponer de esa potabilidad. Con lo cual la conciencia sobre el correcto uso de la misma, queda en un segundo plano. Lanfranco explica que «no hay ninguna duda de que estar al lado del Paraná es un beneficio importantísimo. Pero en algún sentido es un problema, porque creer que el agua del río es inacabable y que eso haga que creamos que podemos usar toda el agua que querramos, es un error. Nosotros no consumimos agua del Paraná, nosotros consumimos otro producto que es agua potable. Para poder llevar el agua del Paraná a un hogar, hay una serie de procesos que son imprescindibles, por ejemplo, la potabilización del agua, clarificarla, eliminar todo los microorganismos y transportarla a cada hogar«.

Estos procesos industriales, que resultan en el acceso al agua potable, demandan muchísima energía. «Llevar el agua a cada vecino todos los días implica mucha energía. Nosotros consumimos en potabilizar y distribuir el agua, la electricidad de una ciudad de 100 mil habitantes en equivalente y eso es en todo momento, las 24 horas los 365 días del año, miles de toneladas de productos químicos, el mantenimiento de 5000 kilómetros de redes bajo tierra, que cuando se rompe un caño hay que cavar, ubicarlo, repararlo, volver a tapar, poner el pavimento, es decir, esto no está asociado al hecho del costo económico, sino al costo del costo ambiental», menciona el entendido en el tema.

Y agrega que «cuando yo menos agua consuma, o consuma solo la que necesito, ahí hay un costo social, porque voy a permitir que mi vecino tenga agua, que el barrio tenga agua. Todo tiene que ver con el cuidado del agua».