Por Alejandro Maidana

Indisimulable. Esa es la palabra que puede resumir el impacto ambiental que viene padeciendo el arroyo Ludueña junto a la biodiversidad que lo rodea. Una agresión constante, un desprecio sumamente explicito sobre la vida de un lecho de agua que supo cobijar a distintas generaciones que disfrutaban de sus bondades. La naturalización de su proceso contaminante, sigue encontrando una férrea resistencia por parte de aquellos que no se resignan.

En la ciudad de Rosario existen dos arroyos acorralados por una incesante contaminación que golpea con el poder de los jinetes del apocalipsis. Tanto el Saladillo como el Ludueña, no ocultan el dolor que cargan sobre sus aguas, dolor naturalizado por muchos, pero no por aquella minoría consciente que no se resigna a seguir peregrinando por distintas oficinas públicas exigiendo que el estado actúe para ponerle fin al ecocidio.

Como suele suceder a lo largo y ancho del país, existen distintos espacios de resistencia y denuncia que no claudican a la hora de marcarle la cancha a un estado cómplice de tamaño aquelarre. La intersectorial por el Arroyo Ludueña es espacio lo integrado por organizaciones socioambientales y vecinos de distintos puntos de la ciudad preocupados y sensibilizados por la contaminación y maltrato que recibe el querido y vapuleado arroyo.

Frente a la noticia del lamentable hundimiento del Sabalito Barredor, embarcación dispuesta por la Municipalidad de Rosario con la supuesta intención de limpiar la desembocadura del arroyo Ludueña, desde la Intersectorial por el Arroyo Ludueña se preguntan ¿es realmente lo único que puede hacer la Municipalidad por el arroyo?

Siendo un curso de agua dulce y con humedales asociados, desde el mencionado espacio (individual y colectivamente) vienen generando permanente información realizando denuncias públicas para alertar a la comunidad y a distintos funcionarios, sobre el estado de deterioro del Ludueña. Cabe destacar que también insisten en ponerse a disposición para trabajar articuladamente con la Municipalidad y la Provincia en desarrollar un diagnóstico en profundidad sobre lo que sucede en la cuenca para buscar soluciones conjuntas y participativas a dichos problemas. Soluciones de fondo, no parches para la foto.

Desde la mesa intersectorial por el Ludueña se preguntan ¿Qué pasa realmente con el arroyo? ¿son sólo botellas y residuos plásticos flotando al final de su recorrido o hay más? Por ello exigen un diagnóstico integral y de fondo sobre lo que sucede en la cuenca tomando como referencia los siguientes puntos:

-Hay más urbanizaciones y emprendimientos inmobiliarios, esto significa una mayor impermeabilización del suelo de la cuenca, circunstancia que aumenta el riesgo de inundación en un contexto de crecida del arroyo. Este avance urbano especulador e insaciable ha llegado al punto tal de hoy tener construcciones y proyectos en el embalse de la presa de retención del arroyo en Funes, una zona que artificialmente fue pensada para retener agua e ¡inundarse!

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– Presencia de obras hidráulicas desordenadas y sin planificación (canalizaciones, drenajes de lagunas y construcción de terraplenes) que amenazan la vida del humedal pampeano y aumentan el riesgo de inundaciones

-Contaminación por el uso industrial, domiciliario y agrícola sin control ni fiscalización del Estado Municipal ni Provincial.

-Conformación de microbasurales a cielo abierto en los márgenes del arroyo por la falta de recolección y gestión de residuos en los barrios próximos al arroyo en Empalme Graneros y Fisherton.

-Construcción de terraplenes y obras de intervención en la desembocadura por ciertas guarderías náuticas que han repercutido en el achicamiento de la desembocadura y en la formación de un «tapón hidráulico», esto es, amontonamiento de residuos que bajan por el arroyo y acumulación de camalotales y residuos que se meten del Río Paraná hacia el arroyo y luego no pueden volver a salir. Esto impide la navegabilidad y amarre de las embarcaciones de los pescadores en la desembocadura, perjudicando su trabajo y conexión con la ciudad.

¿Cuál es la solución? ¿Podrán pensar las autoridades (municipales y provinciales) más allá de los paliativos de limpieza? “Desde la mesa intersectorial, entendemos a este deterioro como el resultado de la inacción estatal en todos los niveles de gobierno (provincial y municipal) y de su reiterado desinterés por trabajar interjurisdiccionalmente. Esto podría subsanarse conformando el Comité de Cuenca para el Arroyo Ludueña, con una gestión participativa y respetando el derecho a la información pública que fomenta la ley provincial de aguas en decisiones regulatorias de alcance general y de gestión”.

Es necesario un control y fiscalización de ASSA y ENRESS, así como el monitoreo ambiental de los cursos de agua por parte de la Provincia, para su posterior saneamiento. “Finalmente, la Municipalidad de Rosario, debe cumplir con el monitoreo de calidad de agua del arroyo en el tramo que le compete (haciendo pública y de fácil acceso esta información), así como también comprometerse con los vecinos para brindar el correcto servicio de recolección y separación de residuos. Por último, reforzamos la necesidad de la conformación de un espacio donde se puedan congregar todos los saberes y aportes, de vecinos y organizaciones socioambientales, de la sociedad civil en general, así como también de la Universidad Nacional de Rosario para poder superar el conjunto de acciones aisladas y la normativa parcial, permitir planificar mejor el territorio, y el saneamiento y restauración del arroyo Ludueña”, sostuvieron desde la Intersectorial.

Edgardo Orellano (Asociación Bocacha Orellano) integra la Intersectorial por el Arroyo Ludueña, en dialogo con Conclusión sostuvo: “Con respecto al problemática del arroyo, es una vergüenza que está a la vista hace años y nadie toma carta en el asunto. Acá hay intereses creados que se han apropiado del Parque Alem, es un bien público de todos los rosarinos, se han apropiado de un arroyo. Destacando que han hecho una guardería, le han cerrado la boca al curso de agua, una boca de 100 metros la redujeron a 50, han hecho pilotes sobre el arroyo, en su momento llegaba casi hasta el eje cuando el arroyo estaba abajo, ahora al ensancharse un poco más, capaz que no se note tanto, pero se han metido dentro del arroyo con construcciones”.

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Denuncias que se reiteran ante un silencio estatal que aturde. Un desprecio notable hacia los bienes comunes que se refleja en cada presupuesto municipal y provincial. “Puedo seguir enumerando las anomalías, por ejemplo, debemos citar que han tapado el yate de la boca al arroyo, han hecho un terraplén donde pega la curva del arroyo para donde hicieron el último galpón, y todo eso sin haber tenido aprobado el informe de impacto ambiental del año 2013. Ese año hicieron un informe de impacto ambiental, no fue aprobado por la provincia y sin embargo construyeron lo mencionado de igual manera. La municipalidad miró para el costado porque nosotros lo denunciamos y la municipalidad no se hace cargo, el Concejo y la provincia también decidieron mirar hacia el costado, todo el mundo miró para el mismo lado y dejaron que se haga lo que se quisiera. No se notaba porque había un barco que estaba atracado en la Usina Sorrento, que estuvo durante muchos años atracado ahí por un tema judicial, entonces esta gente hizo de la margen sur del Arroyo Ludueña un terraplén para armar una caleta que favorece tanto a Obring como al Club Regatas, y al sacar el barco que ocupaba unos 40 o 50 metros de ancho quedó expuesto que el espigón sale de la línea de costa de Rosario hacia afuera produciendo un tapón hidráulico”, indicó Orellano.

Un tapón hidráulico que hace que la corriente del río ingrese hacia el arroyo, dado que viene de bajada del norte a sur, pega contra el espigón mencionado e ingresa hacia el arroyo.” Cuando llueve el arroyo trae correntada, pega contra esa punta, produce un remanso en sentido contrario a la aguja del reloj y se hermana con la otra correntada que viene de norte a sur. En vez de permitir que salga el agua hacia afuera, hace que quede remanseando ahí y no salga el agua. Cuando hay viento del este, y no hay lluvia que arrastre el agua del arroyo hacia afuera, todo el camalotal, tronco, basura que pasa por el río se mete adentro del mismo curso. Eso lo hizo la empresa Obring en complicidad con la Municipalidad de Rosario, con Pablo Javkin, con Miguel Lifschitz, con Mónica Fein y también con el gobierno de Omar Perotti, porque nosotros lo denunciamos durante todo el gobierno saliente, nadie movió un dedo desde el ministerio de medioambiente de la provincia y de la ciudad, nadie, nadie, a nadie le importó nada”.

Edgardo Orellano, un pescador que no sabe de claudicaciones, no duda en visibilizar de manera explícita todo lo que rodea a una problemática de difícil solución. “Lo que les importa son los 8.500 dólares que vendieron cada cuna de lancha, desconozco cuántas cunas tienen, tienen un montón, algo así de 600 decían, o sea que se vendió, se vendió parte del parque Alem a una empresa privada, esa empresa privada tenía plazo de obra de tres años para construir, arrancando en 2011, situación que la obligaba para el 2014, la finalización de la construcción del restaurant, almacén náutico, gimnasio y baños públicos, todo eso en el Parque Alem y no hizo absolutamente nada, hasta el día de la fecha no hizo nada de eso, o sea tiene vencido el plazo de obra, el contrato está vencido, caducó por incumplimiento del contrato y sin embargo nadie le dice nada, tenemos el parque Alem privatizado. Utilizan el Parque Alem para estacionar el yate arriba del mismo, en la zona de la desembocadura del río, si ustedes van, está todo enrejado, han enrejado como si fuera toda propiedad privada. Donde se encuentra la Cooperativa de Pescadores, el Club Regatas, y la desembocadura del río, todo es propiedad privada, no existen más caminos de sirga, no existe más nada”.

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Lamentablemente no todo termina en lo antes mencionado por Orellano, ya que, si nos adentramos en el territorio de Empalme Graneros, los basurales que están a la orilla del arroyo resultan abominables. “Si usted recorre Empalme Graneros, los volquetes, los contenedores, todos rebalsados de basura porque no los recogen a tiempo, la capacidad de los contenedores no alcanza y se tira todo el basural alrededor de los contenedores, cuando llueve eso cae a los desagües, los desagües terminan en el arroyo Ludueña terminando en el río. Nosotros hemos filmado, hemos subido fotos y vídeos, pero nadie hace nada, la municipalidad no junta la basura, la municipalidad no limpia los basurales que están a la orilla del arroyo, a la municipalidad no le importa nada y a la provincia tampoco, porque al lado del puente negro hay un caño que tiene alrededor de dos metros y medio de diámetro en el que está tirando residuos cloacales al arroyo Ludueña. Cerca del aeropuerto hay otro caño que tira residuos cloacales, ya lo denunciamos un montón de veces, a nadie le importa, más arriba de la cuenca del arroyo, ya digamos en la represa del arroyo Ludueña, dentro del embalse de la represa se está haciendo un barrio privado al lado de Kentucky y nadie dice nada, nadie le pone freno a estos emprendimientos que son multimillonarios y donde se favorecen un par de ricos«.

La actualidad muestra que el nivel del río ha subido considerablemente, la boca del arroyo está llena, si llega a venir una lluvia de 100 milímetros en la cuenca del Ludueña, la situación podría desbordarse considerablemente. “Si llega el agua de la zona de Zavalla, Casilda, Pujato, Pérez, Funes y Roldán, toda esa agua viene como piña, porque han impermeabilizado toda la zona con los barrios privados, esos eran todos humedales y los han rellenado, hicieron barrios privados y todos los desagües pluviales van a parar al arroyo Ludueña. Así que, si llega a haber una lluvia grande, acá se van a volver a inundar los barrios de Empalme Graneros, Stella Maris, Casiano Casas y Nuevo Alberdi, todo eso por la avaricia de un par de empresarios e intendentes y gobernadores. Considero que se hicieron los distraídos por algún tipo de interés, porque si le estamos reclamando y no nos hacen caso, es porque hay algo detrás, ya que una persona normal al ver algo que está tan mal como lo mencionado, hubiese procedido como autoridad del Estado, pero no, al contrario, encubren a estos dos empresarios, así que lo del arroyo Ludueña es gravísimo. Puede ser mucha la gente inundada, y si eso pasa, los responsables tienen nombre y apellido, deberían rodar las cabezas de muchos funcionarios públicos si esto llega a suceder. Estamos hablando de intendentes y gobernadores, aquellos que nunca nos dieron bolilla al igual que muchos concejales”, concluyó Edgardo Orellano.

Quién también aporto su visión sobre la situación del arroyo, fue la fiscal Extrapenal del Poder judicial de Rosario María Laura Martínez. Consultada por Conclusión, indicó que “si bien no corresponde que yo opine sobre cómo se desempeñan otros poderes, lo que puedo decir es que nosotros desde una fiscalía civil, una fiscalía extra penal, estamos haciendo siempre un esfuerzo, incluso con litigación estructural y una de nuestras preocupaciones, es el tema del Arroyo Ludueña. El punto es que nosotros no tenemos recursos ni asignación presupuestaria para eso, entonces yo creo que en tanto no exista un proyecto que contemple la existencia de fiscalías ambientales o extrapenales, y hablamos de fiscalías, no juzgados, y que tengan asignación de recursos para poder ejercer acciones ambientales, todo será muy complejo. Destacando que es muy difícil para las ONG llevar adelante este tipo de acciones, justamente por el tema presupuestario, por ello considero que los órganos especializados están, los órganos en el sentido del Acuerdo de Escazú, que lo tenemos incorporado por ley, los órganos especializados están previstos, o sea, tenemos una ley que dice tiene que haber órganos especializados, pero no los hay, entonces no basta con nuestra buena voluntad de avanzar en ese sentido”.

Un vacío legal que de ponerse en práctica el inconstitucional Decreto de Necesidad y Urgencia impulsado por el presidente Javier Milei, podría desaparecer por completo dándole paso a un apocalipsis ambiental sin precedente alguno. “Por otra parte considero que es vital el tema de la participación pública, nosotros hemos pedido en un proceso, particularmente en uno de los temas que nos ocupaba del Arroyo Ludueña, que se dé una instancia de participación pública en las autorizaciones administrativas, o sea, el certificado de aptitud ambiental que se tramita en la autoridad de aplicación. Hay una ley nacional que nosotros creemos que es aplicable y que prevé la participación ciudadana, las audiencias públicas y sin embargo no se hace, es decir, yo creo que más allá de las cuestiones presupuestarias, hay otras cuestiones que podrían articularse a nivel de normativo, que no son muy complejas, que no le cuestan dinero a nadie y que solamente significan darle lugar en la mesa de debate a los ciudadanos, que son en definitiva, los que van a resultar perjudicados o están resultando perjudicados por la contaminación del arroyo”, enfatizó la fiscal.