Los comercios rosarinos abrieron sus puertas por segundo día consecutivo luego de que se flexibilizara la cuarentena, pero el paro de colectivos y el reducido horario de atención repercutieron negativamente en las ventas.

Conclusión dialogó con comerciantes de diferentes rubros, quienes, en su mayoría, manifestaron que el caudal de ventas del lunes fue menor al esperado, ya que por el paro de colectivos los rosarinos no pudieron trasladarse hasta el centro de la ciudad.

Los comercios fueron autorizados a reabrir sus puertas desde las 13 hasta las 19 y bajo estrictos protocolos sanitarios. El límite horario es otro aspecto que perjudicó al sector, ya que los trabajadores manifestaron que no coincide con el horario de atención de los bancos, lo que significaba un importante afluente de clientes.

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Ayer arrancó bastante tranquilo. Presumimos que es por el tema del transporte público, que es muy importante para que la gente venga al centro. Ayer algo se vendió, no lo normal obviamente, un 15 o un 10% de lo que se vende normalmente para esta fecha”, expresó un trabajador de una zapatería.

 

En tanto, una empleada de un local de indumentaria sostuvo: “La gente está esperando la oportunidad de venir al centro y proveerse de las cosas que necesita. El paro de transporte limita un montón, es una medida que tienen todo el derecho de hacer, pero nosotros necesitamos que el caudal de gente llegue a esta zona”.

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Además, los comerciantes explicaron que para poder concurrir a sus puestos de trabajo a pesar de la medida de fuerza de los transportistas, quienes viven relativamente cerca de los comercios van caminando, mientras que aquellos que tienen vehículos particulares lo comparten con sus compañeros y otros empleados recurren a taxis y remises.

Con respecto a los protocolos de seguridad, en las entradas de los comercios hay trapos con lavandina para desinfectar las suelas de los zapatos, y a los clientes se les coloca en las manos alcohol en gel o alcohol diluido al ingresar. Así también, en el interior de los locales hay dispensers de alcohol en gel.

Además del uso de tapabocas o máscaras, se respetan los distanciamientos sociales –en muchos casos los mismos se señalan a través de carteles- y a los empleados se les toma la temperatura corporal al entrar y salir y del trabajo.

Con respecto a la posibilidad de que los clientes se prueben la ropa o los zapatos, las medidas son diferentes. En el caso de las zapaterías, a los clientes se las da una bolsa de nailon –la cual luego se desecha- para que puedan probarse los calzados y así evitar un segundo traslado para cambiarlos. Los locales de ropa, por su parte, no permiten la prueba de indumentaria.