Un grupo de jóvenes con distintas discapacidades fueron tomados por la empresa Optar para realizar trabajos de limpieza en el Centro de Especialidades Médicas de Rosario (Cemar). Luego de unos meses –y de un día para el otro- los dejaron sin empleo mediante un comunicado de palabra y sin enviarle el telegrama de despido. Los chicos no sólo están desempleados sino que nadie se hace cargo de la situación y no pueden volver a cobrar el subsidio por discapacidad.

Mirian Sandoval, madre de uno de las damnificados, habló con Conclusión sobre el tema y contó: «Los reclamos no tienen que ver con una cuestión económica sino moral, ética y de solidaridad. Mi hijo se deprimió mucho con esta situación hasta quedarse tirado en la cama sin querer levantarse».

“Su vida había dado un giro de 360 grados. Se manejaba solo, viajaba en colectivo, tenía ánimo, se sentía importante e independiente pero sobre todo se sentía feliz”, explicó la mamá de Gerardo al hablar sobre los ocho meses que trabajo su hijo en el Cemar. Y agregó: “Ahora retrocedió muchísimo, está deprimido y tirado en la cama”.

A pesar de los reclamos y la búsqueda de respuestas y explicaciones, nadie de la empresa Optar se responsabilizó por lo sucedido con el despido de dieciséis chicos con distintas discapacidades. En una primera instancia les informaron desde la entidad que los jóvenes serían reubicados en otros trabajos, pero pasadas tres semanas “no hay novedades al respecto”, indicó Miriam.

Esta empresa, oriunda de San Nicolás, se fue de Rosario y nunca mandó un telegrama de despido. “Estamos indignados, con mucha bronca, fuimos a reclamar al área de inclusión de la Municipalidad pero allí tampoco nos dieron respuestas, nos dicen que no depende de ellos”, manifestó angustiada Sandoval.

Por su trabajo, Gerardo cobraba 1.400 pesos y además, por el Programa de Inserción Laboral de la Municipalidad, otros 1.300. Al quedarse sin empleo no contará con ese sueldo y tampoco con el subsidio, ya que no cuenta con  ningún papel donde se acredite que ya no trabaja.

“Los chicos tienen derecho a trabajar con un sueldo digno, con leyes sociales, con la seguridad social como cualquier trabajador. Las leyes nacionales, provinciales y ordenanzas municipales los amparan doblemente por su condición de trabajadores y discapacitados. Con los chicos no se juega”, advirtió.

Miriam y los demás padres seguirán luchando para conseguir al menos que alguien se haga cargo del problema y pueda recuperar la pensión. “Tanto en el Optar como en la Municipalidad se adjudican luchar por la inclusión pero esto no es así, ahora mi hijo está deprimido y no tiene ganas de levantarse”, concluyó.

Foto: gentileza elciudadanoweb.com (Juan José García).