El río Salado bajó 4 centímetros más, llegando a los de 6,13 metros esta mañana, en tanto que el río Paraná también experimentó una bajante y se ubica en 6,04 metros, informaron Prefectura Naval Delegación Santa Fe y el Observatorio de la Universidad Nacional del Litoral.

El Centro de Operaciones del gobierno de la Ciudad de Santa Fe indicó esta mañana que se mantiene el número de evacuados y en esta ciudad son atendidas en 8 refugios 218 familias (787 personas), afectadas por la crecida del río Paraná, la del río Salado o las lluvias. El total provincial sigue en unas 1.800 personas evacuadas en todo el territorio.

Fuentes gubernamentales comunicaron que mantienen el monitoreo del sistema de defensas y continúan activas todas las estaciones de bombeo. Se han reforzado los puntos de bombeo en la Costa y continúan cerradas las compuertas, mientras continúan las tareas de refuerzo de limpieza en todo el sector.

En lo que hace a las zonas mas afectadas por las inundaciones y las pérdidas del sector productivo, en declaraciones a una agencia periodística el titular de la Sociedad de Quinteros de Santa Fe, Guillermo Beckmann, puntualizó que «las pérdidas en el cordón frutihortícola son del 90%, están afectadas más de 1.200 hectáreas, es un estado crítico; para poder volver a sembrar deberemos esperar que las tierras se repongan. Todo esto complica a la producción y además repercute directamente en los precios, en el ama de casa y en el consumidor de todos los días”.

«Para poder afrontar las pérdidas los productores comercializan productos de Mendoza y Mar del Plata, esto encarece y el productor local se ve obligado a afrontar todas las pérdidas», aseguró Beckmann.

Por otra parte, Gustavo Vionnet, titular de la Confederación de Asociaciones Rurales de la provincia de Santa Fe, señaló a esta agencia que «el clima ocasionó un verdadero desastre a toda la producción santafesina» y acotó que «ya tiene y tendrá graves secuelas económicas”.

“Hay campos anegados desde hace varios días, caminos destruidos y pérdida de rinde y calidad en las cosechas. Para los tambos, además, es una situación terminal y casi un golpe de gracia”, aseguró.

“Es una situación de quebranto. Ningún campo aguanta promedios de quinientos milímetros y lluvias constantes desde hace catorce días”, expresó luego, y agregó que «en el caso de la soja, por ejemplo, además de la falta de piso, se advierten granos brotados y habrá, una segura disminución de rinde y calidad”.

«La zona tambera se ve seriamente afectada por la continuidad de las lluvias, que afecta en todos los aspectos el desempeño normal de la actividad: no hay pasturas, hay una merma vertical de la producción, los caminos rurales están y estarán intransitables por mucho tiempo», enfatizó finalmente.