Por Alejandro Maidana

Nada nuevo se mueve frente a nuestros ojos ni nos susurra en el oído, la exclusión se ha profundizado de manera sostenida bajo las políticas liberales actuales. La resistencia barrial, estoica y dignificante, sigue librando una batalla que encuentra en el olvido, el primer obstáculo de los muchos que se le van a atravesar a lo largo de su existencia.

Mientras que desde el Ministerio de Seguridad de la Nación se impulsa una cobarde baja de la imputabilidad, las pibas y pibes de las barriadas populares buscan gambetear el hambre para poder gritar un gol en el arco de los sueños rotos. Ante este escenario desolador, la organización es la única herramienta que puede torcerle el brazo a la desidia.

La Poderosa y una nueva cruzada por los y las de abajo

Si bien el gremio docente dictaminó el no inicio de clases profundizando reclamos salariales, la necesidad de realizar una colecta de útiles de cara al comienzo de las mismas es imperiosa.

En ese marco, la organización de base “La Poderosa” inició una importante movida solidaria para poder lograr que las pibas y pibes del barrio Los Pumitas puedan contar con lo necesario para poder estudiar.

“La situación se agrava de manera constante, nosotras estamos trabajando en el barrio hace tres años y vemos como la calidad de vida de nuestros niños va empeorando. En lo particular contamos con un merendero y un comedor que se abrió hace pocos meses, cabe destacar que la demanda crece de manera sostenida”, palabras de María Rosa Vega, vecina e integrante de la organización en diálogo con Conclusión.

Contener a la población más vulnerable, una estoica misión que exige día tras día más corazones al servicio de los desposeídos. “Son muchos los niños y mujeres que llegan solicitando ayuda, vivimos en una villa y tenemos en claro que por los prejuicios existentes conseguir trabajo es una tarea imposible”, enfatizó.

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El comienzo de clases choca con una realidad que atraviesa las fibras más sensibles, “tenemos las certeza que la mayoría de nuestros niños no podrá iniciar el ciclo lectivo producto de la falta de útiles. La realidad de nuestros días es muy compleja, es por ello que solicitamos una mano solidaria para que el derecho a estudiar no sea vulnerado”, concluyó.

La idea es contar con donaciones de mochilas, guardapolvos, zapatillas, cuadernos, hojas, lápices, lapiceras, cartucheras y todo aquello que en la escuela puedan necesitar. El punto de recepción fijado se encuentra en 9 de julio 2248 (Distribuidora del Parque), y el horario estipulado es de 9 a 18. Por cualquier consulta o duda comunicarse al 341-3036773.

La alegría, las ganas y la lucha ya son patrimonio del barrio, solo faltan los lápices y cuadernos.