A fin de año los líderes del Partido Socialista alcanzaron los acuerdos necesarios para encarar el 2019 electoral de forma mucho más ordenada de lo que era hasta hace pocas semanas. Esos acuerdos abarcan a la UCR frentista en cuanto a la estrategia general.

Los puntos clave que ordenaron el panorama del Partido Socialista en particular y del Frente Progresista en general son los siguientes:

-Antonio Bonfatti será el único candidato a gobernador.

-No hay objeción alguna para que Miguel Lifschitz encabece la lista de diputados provinciales.

-Consulta popular el día de la elección general para la reforma constitucional. La iniciativa del gobernador le sirve tanto a él como a Bonfatti. Además de aportarle volumen político a la propuesta del Frente Progresista, si el resultado fuese positivo significará un espaldarazo para la proyección nacional de Miguel Lifschitz en la segunda parte del año.

-Consenso para impulsar a Roberto Lavagna como cabeza de una alternativa electoral al macrismo y el kirchnerismo. Al socialismo y a otros espacios y dirigentes Lavagna les evitaría tener que optar entre Cambiemos y Unidad Ciudadana. Cerraría también para los radicales santafesinos que en su mayoría no están en Cambiemos. Lavagna ya fue su candidato a presidente en 2007.

-Respaldo a Verónica Irízar como candidata a intendenta de Rosario.

Sobre esos consensos base ahora queda por delante la definición de las listas con nombres y apellidos. El tránsito de esta etapa, que cierra el 22 de febrero, no es menos conflictivo, pero al menos ya tiene un marco en el que darse.

Aunque los referentes partidarios quieran quitarle dramatismo, todas las miradas estarán puestas sobre la conformación de la lista de diputados provinciales que encabezará Lifschitz y en particular sobre la pertenencia interna de cada nombre socialista. Será una fiel radiografía de los equilibrios internos.

La lista de Diputados refleja el estado de cosas en la coalición. Es regla que PS y UCR ocupen la misma cantidad de espacios en la grilla de 28. Falta ver qué pasará con los partidos minoritarios de la alianza, como SI, Pares, PDP, Libres del Sur, que esperan renovar en caso de que el oficialismo retenga la mayoría en la Cámara baja; y si allí habrá representación de las organizaciones sociales a las que el gobernador llamó a incluir en la versión 2019 del Frente.

El acercamiento

El acercamiento Lifschitz-Bonfatti comenzó cuando éste formalizó que sería precandidato en los primeros días de diciembre y quedó sellado el miércoles 19 cuando el gobernador anunció ante referentes del Frente Progresista de toda la provincia que Bonfatti sería el único candidato a sucederlo y que se convocaría una consulta popular por la reforma constitucional.

Con su lanzamiento Bonfatti aceleró definiciones que la Casa Gris venía estirando. El primer efecto fue la rápida señal de apoyo de dirigentes de la UCR frentista, entre ellos senadores. El de San justo, Rodrigo Borla, estuvo entre los primeros. También fueron notorios los gestos de acercamiento de intendentes radicales de ciudades intermedias que desde 2016 coquetean con Cambiemos, caso Dionisio Scarpín de Avellaneda o Leonardo Raimundo de San Lorenzo.

Rápidamente la UCR frentista se mostró cómoda con Bonfatti caminando la cancha. Hace tiempo que en sus filas prima la idea de un acuerdo general como el que se alcanzó. Las internas resultan caras, dividen y suelen dejar heridas.

La UCR no tiene nombres propios con la proyección electoral que tienen Lifschitz y Bonfatti. Ambos representan la propuesta competitiva que necesitan intendentes y senadores en funciones, así como la posibilidad cierta de que el partido retenga el 20% de la Cámara baja.

Acordada la hoja de ruta gruesa entre los dos líderes del socialismo, ahora los esfuerzos estarán puestos en levantar la candidatura de Verónica Irizar para intentar un noveno mandato consecutivo en Rosario.

Dos corrientes

El consenso no borra las diferencias. El Partido Socialista vive bajo un liderazgo doble tras la salida de la vida partidaria de Hermes Binner que impregna a la diversidad de espacios internos que se reparten entre municipio, provincia, universidad, comunas, referentes territoriales y militancia en general.

Aún con esa diversidad de opiniones y miradas, el consenso implica un futuro conjunto que habían puesto en duda las tensiones de estos últimos 3 años entre el primer piso de la Casa Gris y la presidencia de la Cámara de Diputados.

Esas tensiones tuvieron picos al principio de 2016 con el congelamiento o corrimiento de funcionarios que venían de la gestión Bonfatti; en 2017 cuando Lifschitz se desmarcó a través de Facebook y sin medias tintas cuando su antecesor abrazó en un desafortunado comentario a Hitler y Macri; y ya este año con la aparición de un partido en la capital provincial en torno a la figura de Emilio Jatón y apañado por el entorno más cercano al gobernador, o cuando a fines de noviembre éste jugó públicamente con la idea de promover una fórmula interna alternativa a la de Bonfatti.