La Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal rechazó hoy los recursos de las defensas de las entidades involucradas en la causa denominada «Rhom-Banco General de Negocios», acusadas por lavado de dinero.

Las entidades afectadas son Credit Suisse AG, la JP Morgan Whiterfriars Inc. y la JP Morgan Chase Bank, National Association, que habían presentado recursos contra la resolución que trabó embargos por 300 millones de pesos, inicialmente impuesta por la jueza María Servini de Cubría.

Ahora, la Sala I compuesta por los jueces Ana María Figueroa (presidenta), Mariano Hernán Borinsky y Gustavo M. Hornos, rechazó este pedido in limine.

En lo que va del año, esta Cámara ya ha resuelto 15 recursos en el marco de la investigación, en los que se recurrían, entre otras cosas, los embargos trabados contra distintas entidades financieras involucradas en la causa y nulidades rechazadas.

El BGN había sido denunciado  porque fue el banco que más dinero de la corrupción lavó en el país en los años 90.  En 2002 la jueza federal Servini de Cubría ordenó la captura de los Rohm por asociación ilícita y lavado de dinero por la fuga de 250 millones de dólares.

La Justicia considera comprobado que en el BGN se institucionalizó un «mecanismo paralelo» que no sólo permitía hacer negocios en beneficio de quienes lo manejaban sino fugar divisas burlando todos los controles, aún después de la implementación del «corralito» financiero que ordenó Domingo Cavallo, ministro de Economía de Fernando de la Rúa.

El banco fue una de esas bancas que nunca tienen locales a la calle ni cajeros automáticos,  se dedicó a intermediar operaciones financieras y a poner a salvo dineros argentinos con gran discreción, lejos de miradas indiscretas –especialmente miradas estatales– y sin hacer preguntas. Tenía una diversificada cartera de empresas en propiedad, notablemente Química Estrella, asociados a fondos norteamericanos de inversión.

Hasta el menemismo, el BGN era un banco. La década del noventa lo hizo un protagonista. Los Rohm ya tenían la suficiente confianza del poder como para intermediar en la puesta en el mercado de las acciones de YPF cuando se la privatizó, un estupendo negocio que los puso a jugar en primera división con un lucro de decenas de millones de dólares en comisiones.

Le siguieron varias privatizaciones más –Segba, Petroquímica General Mosconi, Petroquímica Bahía Blanca, Somisa, Altos Hornos Zapla, Banco Hipotecario–, intermediaciones en la construcción del Hyatt Hotel, con fondos del vendedor egipcio de armas Gaith Pharaon, raras transferencias que originaron una larga investigación del papel de los Rohm en la ruta de las coimas en el caso IBM-Banco Nación, y un negocio de despedida con el megacanje de la deuda. Como para diversificarse, el BGN se quedó con el Banco de Santa Fe, casi compra el de Mendoza y ganó el año pasado la privatización del de Córdoba, negocio que no se realizó por la nube de juicios y planteos que los cubrió, y por la entropía económica de la