Por Alejandra Ojeda Garnero

Este viernes continuaron las declaraciones de las personas privadas de la libertad en la comisaría séptima, que habrían estado en la seccional en el momento que Franco Casco pasó por esa dependencia. Los seis testimonios confirmaron lo que expresaron los cuatro que declararon el día anterior. Todos coincidieron en que nunca vieron a Franco Casco en la comisaría séptima, aseguraron que lo escucharon, pero no lo vieron, y que se enteraron sobre el caso a través de los noticieros que vieron en televisión. Se trata de jóvenes que pasaron por distintos penales y comisarías por cometer algún hecho delictivo. Además, todos afirmaron que fueron interrogados varias veces por esta causa, lo cual a algunos de ellos les causó malestar porque fueron sometidos a programas de testigos protegidos y alojados en pabellones de alto perfil.

En esta jornada, como en la anterior, la parte acusatoria se esforzó por tratar de demostrar que la comisaría séptima era un lugar donde se golpeaba y torturaba a los detenidos. Dos audiencias clave, ya que la teoría acusatoria se apoya fuertemente en la declaración de estos testigos. Hoy lo hicieron Cristian B., Nicolás L., Jesús G., Oscar E., Roberto S. y Gonzalo P., quienes al comenzar su relato no pudieron precisar con exactitud en qué momento estuvieron detenidos en la seccional ubicada en Cafferata al 300. Coincidieron en que era un penal cristiano, en el que se respetaban mutuamente los policías y los internos. También dijeron que se escuchaban “gritos y golpes” pero debido “al lugar donde se encuentra la comisaría, es zona roja, cerca de la terminal, de boliches y los fines de semana detienen a gente borracha, alterada por las drogas y el alcohol”.

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Como ya quedó demostrado en otras audiencias, Franco Casco fue detenido el 7 de octubre de 2014 alrededor de las 13 por el llamado de un vecino y fue liberado el mismo día a las 22. Sin embargo, los interrogatorios se centran en la madrugada, momento en el cual los detenidos aseguran haber escuchado gritos y golpes y luego, al ver la noticia de Franco Casco en los noticieros, dedujeron que se trataba de la misma persona que escucharon gritar una madrugada, sin especificar fecha. Tampoco lograron identificar no nombres y cargos al personal de la seccional.

Cristian B., dijo que estuvo detenido en la séptima “en 2013” pero “unos días y me trasladaron, estuve un mes, creo”. Sobre Franco Casco dijo “no se quien es. Después me contaron los pibes, porque cuando lo vi en el noticiero ya estaba en otra comisaría”.

Para graficar su trayectoria, el joven aseguró que “estuve en una banda de comisarías, en la séptima unos días, me llevaron a un cuadrado donde estaba solo, me metieron por un pasillo a la jaula donde están los penales”. “Estuve en la (comisaría) tercera también”, agregó.

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Al no poder precisar datos sobre la presencia de Franco Casco en el penal, cuestión en la que se debería centrar el interrogatorio, las preguntas apuntaron a conocer generalidades del funcionamiento de la comisaría. “Estuve en los dos penales, tenía dos puertas. Me tomaron las huellas cuando ingresé, en la guardia, me metieron al penal y me tuvieron un mes”, dijo el testigo. También aseguró que “te verdegueaban”, es decir “no te dejaban fumar nada, te pasaban la tumba (comida de los presos), era iglesia, verduguear es que te pasan la comida cruda”.

Sobre la madrugada en la que supuestamente Franco Casco fue torturado, dijo “no escuche gritos porque eso paso a los meses que yo ya no estaba”. Y agregó “no recuerdo mucho porque hace una banda de eso”, si recordó que “a la noche podíamos dormir tranquilos”.

A su turno, Nicolás L., recordó que “estuve detenido una sola vez en la séptima, fui de traslado, creo que en el 2013 o 2014, 8 meses en el pabellón 2”.

“No recuerdo a Franco Casco”, aseguró el testigo. Dijo que se enteró del caso “cuando salió en el noticiero que hubo problemas en la comisaria, hubo una marcha, pero no cambio nada adentro, yo me fui al poquito tiempo de traslado, unos dos meses después”.

Al ser consultado si conocía a Franco Casco, dijo que “al pabellón no entró nunca, yo no lo vi no te sabría decir si estaba, porque adentro no entró”, tampoco pudo confirmar si había otros lugares de detención, “supongo que sí, debe haber un solitario cuando caes por averiguación de antecedentes”. Del mismo modo, tampoco pudo asegurar que en la séptima golpeaban a las personas “no sabría decirte”. “La gente cae borracha, de la terminal, pero no escuché que golpearan a alguien”, aseguró el testigo.

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El testigo Jesús G., fue tan contundente como impreciso en su relato, aseguró que “estuve detenido en la séptima en el 2011, unos meses, pero no me acuerdo porque después me fui de traslado a la sub 17. El caso lo vi en el informativo”.

Aunque los hechos que se intentar reconstruir en este juicio ocurrieron en octubre de 2014, y el testigo aseguró haber estado detenido en el 2011, continuó el interrogatorio. Más tarde el fiscal leyó la declaración que Jesús había realizado en 2015, donde afirmaba que estuvo en agosto, septiembre y octubre de 2014, y con un gesto de desconcierto el testigo hizo una cuenta rápida con los dedos y dijo “eso no puede ser, es imposible porque yo caí en octubre del 2010 y después me trasladaron”, sin embargo, el interrogatorio continuó.

Ante la consulta del fiscal sobre el momento que estuvo detenido Franco Casco o Godoy, el joven dijo “en esa época estaba una persona que gritaba, la escuchábamos, pero no se más nada. Estaba en un incomunicado, una jaulita que estaba más adelante de los penales, yo estaba en el último”. También contó que “los gritos eran de noche, de madrugada. La jaulita se usaba para los que caen detenidos, los dejan ahí. Es de dos por dos, es horrible. No fui golpeado en la jaulita. Escuchaba que gritaba la persona, pero no pude identificar si era de otro lugar”. Pero tampoco pudo precisar datos o señales sobre los policías que supuestamente pegaban.

También mencionó que “me cosí la boca para irme de traslado porque no quería estar más ahí, no me gustaba, era un penal iglesia y por eso em quería ir, por motivos personales”.

Sobre el trato policial dijo “era una comisaría iglesia”. “Recuerdo un chico que gritaba y lloraba, se quería ir, me pareció que no era del ambiente”, pero aseguró que “nunca vi a ese chico”, en referencia a Franco Casco.

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Las imprecisiones en las fechas fue un denominador común en los testigos, Oscar E., aseguró que estuvo “en la séptima en el 2013, un año y medio u ocho meses, no recuerdo bien, y de ahí me trasladaron a la cárcel”.

En su estadía en la séptima “estuve en el penal 2, porque llegué de traslado de la quinta”. Al ser interrogado si recuerda a Franco Casco o Godoy dijo “no recuerdo nada, me enteré porque lo pasaron en la tele, nunca lo vinos y tampoco lo escuchamos”. Como el resto de los detenidos, dijo que “es un lugar de zona roja por la terminal, gritos se escuchaban siempre porque había muchos detenidos por averiguación de antecedentes, gritaban porque les afectaba la droga y el alcohol”.

Roberto S., comenzó su relato “no conozco a nadie”, y sin precisar fecha dijo que “estuve detenido en la séptima un año más o menos, bien no sé, pero estuve en el penal 2”.

Sobre el trato policial dijo que “era como era una comisaría iglesia, era bueno, no le faltábamos el respeto a la autoridad y ellos no nos faltaban el respeto a nosotros. Leer la biblia, cocinar”, indicó.

“Había gente que entraba pero no lo veíamos, caían por averiguación de antecedentes, podíamos escuchar pero no lo podíamos ver. No escuché gritos ni quejas”, dijo. “Yo me entero de este chico por las noticias, y nos van a tomar declaración a la seccional, no recuerdo quienes tomaron declaración, eran hombres y mujeres

“Nos preguntaron si conocíamos al chico este, yo dije que no conozco a nadie, nunca lo sentí nombrar y me hicieron firmar una declaración”, afirmó en relación a Franco Casco.

En una de las declaraciones testimoniales del 2015 dijo: “No tuve nunca maltrato del personal de la comisaria. Por ahí escuchábamos algunos ruidos, pero de los que estaban borrachos. Nunca me maltrataron”, en la comisaría. “Había como 40 (detenidos) todos dijeron que no lo conocían porque no lo conocíamos, yo ni enterado de nada, me entere cuando me sacaron afuera y me dijeron”.

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A su turno, Gonzalo P., contó que estuvo “detenido en la séptima en el 2014 por seis meses, pero no me acuerdo de que mes a que mes”. “Estuve en el pabellón 2, venía de traslado de la tercera, que yo pedí porque estaba más cómodo porque era iglesia, te daban la palabra”.

Como el resto de los internos, dijo que “no” supo de Franco Casco, “me enteré por la tele, entre los internos no comentaron nada”. “adelante había una celda, una pieza con rejas, no se como era, nunca entré ahí”. “No recuerdo haber escuchado gritos que salieran de esa celda. Era un penal cristiano, nunca me pegaron”.

El caso

Franco Casco llegó el 29 de septiembre de 2014 a visitar a familiares en Empalme Graneros, el 6 de octubre del mismo año, y a pocos días de haber llegado de Florencio Varela, su ciudad natal, abandonó la vivienda y su familia no tuvo novedades sobre su paradero hasta que el 30 de octubre, 22 días después, cuando su cuerpo fue hallado en las aguas del río Paraná.

Un total de 19 policías, que desde un principio sostienen su inocencia, están siendo juzgado por los delitos de desaparición forzada seguida de muerte y torturas, por lo que enfrentan una posible pena de prisión perpetua. Cinco de ellos están detenidos desde hace más de cuatro años en prisión preventiva efectiva, en penales federales.

Son juzgados por los delitos de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima, imposición de torturas seguida de muerte a personas, legítima o ilegítimamente privadas de su libertad, entre los cuales se encuentran el ex jefe de la seccional 7ª Diego Alvarez, junto a los efectivos Cecilia Ruth Elisabet Contino, Walter Eduardo Benítez y Fernando Sebastián Blanco, en calidad de autores.

César Daniel Acosta, Guillermo Hernán Gysel, Cintia Débora Greiner, Rocío Guadalupe Hernández, Marcelo Alberto Guerrero, Enrique Nicolás Gianola Rocha como coautores del delito de desaparición forzada de personas agravado por la muerte de la víctima.

En el caso de Franco Luciano Zorzoli, Rodolfo Jesús Murúa, Romina Anahí Díaz, Elisabeth González Belkis, Walter Daniel Ortiz y Ramón José Juárez, son acusados como partícipes secundarios.