Finalmente, llegó el día. Anunciado, reclamado, esperado… finalmente Los Monos, por lo menos algunos de ellos se sentaron en el banquillo de los acusados en los Tribunales Federales, acusados de liderar una banda dedicada a la distribución y comercialización de estupefacientes. Máximo Ariel Cantero, el «Guille», Jorge Emanuel Chamorro, «Ema», sus esposas, Vanesa Barrios y Jesica Lloan, la madre del «Guille», Vanesa Celestina Contreras, alias la «Cele», Gladis Barrios, tía de Vanesa,  y parientes cercanos a ella, Vanesa y Vilma Reyna, Daniel Reyna y Norma Gullón, su esposa. Estos son sólo algunos de los nombres de una causa, que tiene 39 imputados, 269 testigos de los cuales sólo 70 son civiles, 44 procedimientos policiales y 239 elementos de prueba.

Conocida como «Los Patrones», nombre que se le debe a los primeros operativos de la Policía Federal, esta causa se juzga en el Tribunal Oral Federal N° 3 de Rosario, e involucra además a Diego Cuello, Alejandro Flores y Horacio Castagno, como cocineros de cocaína. Elías Sánchez, Luis César y Luis Pedro Peñalba, como proveedores de marihuana desde Corrientes.

Este primer día implicó un exhaustivo operativo de seguridad en la zona que rodea a los Tribunales Federales, que lleva varias semanas de planificación y que incluyó a diversas fuerzas de seguridad: Prefectura Naval Argentina, Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y Policía de Seguridad Aeroportuaria, operativo que fue seguido muy de cerca por la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, quien estuvo en permanente contacto, según indicaron fuentes de la Gendarmería. Las mismas fuentes de la Gendarmería informaron que se realizaron varias reuniones con vecinos de la zona, porteros de edificios y directivos de los establecimientos educativos cercanos para que no quede ningún detalle librado al azar y reducir cualquier posible peligro, dado el clima enrarecido que se vive en la ciudad desde hace algunos meses, en que las balaceras contra integrantes y representantes del Poder Judicial comenzaron a suceder.

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En tanto, la prensa copó la entrada del palacio de justicia de calle Oroño al 900, por donde se centralizó el ingreso de todos los que, de una manera u otra, estaban relacionados con la causa, llámese imputados, público, abogados y periodistas. Estos últimos fueron concentrados en una carpa especialmente armada, con una pantalla y equipo de audio para que puedan seguir el juicio. Junto a esa hay una segunda carpa preparada para el público que asiste al juicio, dado que las salas de audiencias no están aptas para dar cabida a tanta gente, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de imputados.

A partir de las 9.52 se dio inicio oficial a la audiencia y, acto seguido, comenzó la lectura de la elevación a juicio, en la cual se hace un detallado relato de la investigación llevada a cabo,  algunas de las conversaciones obtenidas de las escuchas telefónicas y los roles asignados a cada uno de los acusados.

Las pollerías, los jefes y los roles

Según se habría determinado en la investigación,  la organización habría estado organizada en tres estratos, los mandos superiores, los intermedios y los escalones inferiores. «Existían personas ubicadas en la cúpula, cuyas tareas se emparentaban con la provisión de abultadas cantidades de estupefacientes y con el diseño de la seguridad para alcanzar un mayor desarrollo del mercado. Por otra parte, se logró establecer que había personas encargadas de la fabricación, elaboración, estiramiento y fraccionamiento del material estupefaciente que luego era destinado a su comercialización en los puestos de venta» reza el escrito elevado a juicio.

En ese sentido, tal como se desprende de algunas de las conversaciones telefónicas leídas en la requisitoria, la organización estaba comandada por el «Guille» Cantero y el «Ema» Chamorro desde el penal de Piñero donde estaban detenidos y sus parejas, Vanesa Barrios y Jésica Ayelén Lloan. A ambas mujeres, y en igual, medida a Celestina Contreras se les otorga un «rol jerárquico» en la banda.

«Se comprobó que “La Cele” tenía participación en las actividades ilícitas que desplegaba su nuera y que contaba con la aquiescencia de Guille desde el penal en el que se encontraba alojado», se detalla en la requisitoria. Más allá de eso, también se hace la salvedad de que ambas mujeres también administraban parte del «material estupefaciente» de forma autónoma, aún cuando lo hacían bajo el halo protector de la banda Los Monos.

En el expediente figura que la organización tenía a su cargo cuatro puntos de venta de lo que en las comunicaciones telefónicas llamaban «pollo». «La organización utilizaba la palabra “pollo” para referirse al estupefaciente, más específicamente al clorhidrato de cocaína, ya que así se advierte también de una conversación en la que el imputado Chamorro le ordenó a su pareja que le pida “pollo” a Cuello», este último sindicado como uno de los proveedores de la banda. Esa conclusión se refuerza, según los investigadores, con el permanente empleo de la palabras “escama”, “pura”, “especial” y “ala”.

Dichos puntos de venta estaban en Laprida y Chávez, Platón al 1400, manejados por Norma Bullón, Patricia y Vilma Reyna y Juan Carlos Sánchez, pareja de la ultima. De estos dos bunkers, estaban encargados Gonzalo Rodríguez y Eric Quintana en tanto que la seguridad de los mismos estaba a cargo de Hernán Bustos.

Otros dos puntos eran manejados por Vanesa Barrios y Jésica Lloan, a través de la tía de Vanesa, Gladis y su hija, Day, (Daiana Suárez). Están ubicados en Madre Cabrini al 2300 y Piedras al 2100.

No sólo Los Patrones

Las causa Los Patrones es sólo una de las que se juzga en el proceso y tiene 32 imputados. Pero además hay otra tres causas anexas que imputó a otros siete sospechosos.

Otra es la de Celestina Contreras, que se inició con su detención y la de su hija Macarena con dos kilos de marihuana en unos allanamientos ordenados por el juez Juan Carlos Vienna.

También están las causa de Pavoni, que sienta en el banquillo a Jonatan Pavoni,  Yamila Borda y Brian Insaurralde en la terminal de Concepción del Uruguay con 50 kilos de marihuana en el equipaje,y otra más en la cual está acusado Kevin Quintana que tiene un expediente por tenencia, antes de ser imputado como soldadito de  los búnkers de calle Pavón y calle Laprida.