A un año del comienzo de la cuarentena en el país, el presidente Alberto Fernández reiteró la necesidad de cumplir con las medidas para prevenir contagios de coronavirus y se comprometió a «avanzar con más velocidad con la vacunación».

El 19 de marzo de 2020 el jefe de Estado se había reunido con los gobernadores para definir el inicio del período de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (Aspo), que comenzó a regir al día siguiente, 20 de marzo, exactamente un año atrás.

Cuando el gobierno de Fernández ordenó el Aspo, en la Argentina se registraban 128 contagios de Covid-19 (otros 30 casos se confirmaron el mismo 20 de marzo de 2020): un año más tarde, el país acumula más de 2,23 millones de infectados y 54.476 muertos por la enfermedad, según datos oficiales.

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Doce meses después del inicio de ese confinamiento, que hoy ya no existe como tal, el país aún se encuentra inmerso en un contexto de emergencia sanitaria e incluso navega hacia aguas probablemente más turbulentas que las actuales, tomando en cuenta la proximidad del otoño y del invierno.

Ambas estaciones suponen un desafío adicional para las autoridades nacionales en su cruzada contra la pandemia de Covid- 19, en momentos en los que nubarrones de tormenta amenazan a esa llamada «nueva normalidad», que aún no llega, ante la posibilidad de que se desate una segunda ola de contagios.

Gestión de la escasez

Esta situación de incertidumbre con respecto a la evolución que pueda llegar a tener el brote de la enfermedad en la Argentina en los próximos meses se produce en medio de una escasez global de vacunas y de un creciente temor a que las mutaciones del virus causen incluso más estragos en el país.

Unas 330 mil «dosis 1» de la Sputnik V arribaron este viernes al país, informó el Gobierno. Al día de hoy, no quedan muchas vacunas.

El Gobierno insiste en apelar a la «responsabilidad social», mientras redobla esfuerzos para conseguir nuevas dosis en ese «desierto mundial» de vacunas del que habló el presidente Alberto Fernández en cadena nacional.

Un año después del comienzo del ASPO, del confinamiento más estricto que dejó prácticamente vacías a las calles, escuelas y fábricas del país, en la Casa Rosada consideran que no están dadas las condiciones para regresar eventualmente a una «Fase 1», incluso a pesar de un rebrote de casos.

Por ese motivo, Fernández subrayó una vez más la importancia de «seguir cuidándose», al cabo de 12 meses en los cuales una nación entera debió acostumbrarse a vivir bajo techo -en especial en las primeras semanas de la cuarentena-, a desarrollar todo tipo de actividades «en casa» y salir únicamente por necesidad, en el caso de quienes no realizaban tareas esenciales.

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Se aplaudía a los médicos religiosamente todas las noches a las 21 en aquellos días, en agradecimiento y reconocimiento por su tarea en la «trinchera», en la primera línea del combate contra el coronavirus; se celebraban cumpleaños por videoconferencia y cada anuncio oficial acaparaba la atención de la sociedad en su conjunto.

Supuestos especialistas mostraban por televisión cómo lavarse las manos de manera «correcta» para prevenir el contagio de Covid- 19 y expertos en medicina intentaban explicar durante casi las 24 horas el comportamiento del virus en medios de comunicación, en el marco de una vorágine con pretensiones «informativas» pocas veces vista en la historia reciente nacional (y mundial).

El jefe de Estado priorizó entonces la salud por sobre la economía, por lo que la situación de parálisis nacional que generó el Aspo impactó decididamente en los niveles de empleo y provocó que hubiera que «ajustarse el cinturón» para pasar el invierno, mientras numerosos comercios debieron cerrar. Un año después, la reactivación económica se demora, más allá de recientes indicadores alentadores con relación al andamiaje productivo doméstico, de igual modo que la Argentina padece la falta de disponibilidad inmediata de vacunas.

En este marco, según advirtieron especialistas médicos en los últimos días, es poco probable que el distanciamiento social, la utilización de barbijos y de alcohol en gel sean suficientes para contener el embate de una segunda ola de contagios en los meses más fríos del año; en especial, si no se avanza con paso firme en la campaña para inocular a la población.

Optimismo desde el norte

Ahora, ante la posibilidad de que el país enfrente ese escenario, el mandatario volvió a pedir a la población que mantenga los cuidados preventivos para evitar contraer el virus Sars-Cov-2: uso de barbijos, lavado de manos y distanciamiento social.

Desde la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, donde encabezó una reunión con los gobernadores del Norte Grande, Alberto Fernández señaló que el mundo está «en una situación que no es simple y no es fácil».

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«Tenemos que aprender a vivir en este contexto», remarcó el Presidente, aunque se mostró «optimista» y subrayó: «Lo vamos a superar».

A la vez, el mandatario se refirió también a la campaña de vacunación contra el coronavirus, que depende de los vaivenes de la producción y distribución internacional de las dosis.

«Vamos a avanzar con más velocidad con la vacunación. Cada vez que veo un ciudadano recibe la vacuna es un motivo de alegría», expresó, antes de visitar el Predio Ferial Campo Las Heras de la capital catamarqueña, en donde se aplican dosis de las vacunas contra el Covid-19.

Junto al mandatario estuvieron presentes los gobernadores de Catamarca, Raúl Jalil; de Chaco, Jorge Capitanich; de Corrientes, Gustavo Valdés; de Formosa, Gildo Insfrán; de Jujuy, Gerardo Morales; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Misiones, Oscar Herrera Ahuad; de Salta, Gustavo Sáenz; de Santiago del Estero, Gerardo Zamora; y de Tucumán, Juan Manzur.